Proyectan una siembra récord de maíz, con un área que crecerá 7,5%
Las bolsas de cereales anticipan que puede repetirse el fenómeno climático de La Niña, que de extenderse afectaría el volumen de cosecha argentina. El año pasado, afectó sobre todo al cultivo de trigo

Por Andres Lobato
El área de maíz de la campaña 2021/22 crecerá un 7,5% en relación al año anterior, según estimó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA). La entidad bursátil proyectó una superficie récord destinada a grano comercial de 7,1 millones de hectáreas, que representa un incremento de 500.000 hectáreas en comparación al ciclo 2020/2021.
Según reconocieron a BAE Negocios fuentes del sector de distribución de insumos, la demanda de tecnología para el cereal viene a toda velocidad, y las dudas que existen sobre esta superficie récord están vinculadas a la posibilidad de repetir una “Año Niña”. De cumplirse las proyecciones de cosecha para este cultivo, se espera –a precios actuales- un ingreso de divisas cercano a los 8.500 millones de dólares para el próximo año.
Con precios internacionales en alza, los productores apuestan este cultivo, que con un paquete tecnológico adecuado, expresa muy bien su potencial de rinde. “La demanda de insumos está a full, aunque más tranquila en el último mes, por la seca y la suba de precios”, reconoció Enrique Bayá Casal, titular de la firma homónima. El directivo estimó que si regresan las lluvias, los productores retomarán las compras y sostuvo que se visualiza “una buena demanda de insumos de maíz”.
Sobre este tema, la bolsa porteña advirtió que la relación entre insumos y productos se encuentra deteriorada en relación al año pasado, pero todavía arroja saldos favorables. La excepción son los fertilizantes, víctimas de una fuerte suba en su cotización internacional.
La contracara de este panorama es el clima. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), aumentaron las posibilidades de una Niña, que impactará sobre todo entre noviembre y febrero, meses críticos en el desarrollo de soja y maíz. Con este fenómeno climático, las regiones productivas argentinas reciben entre 20% y 30% menos de lluvias.
Algunos números permiten dimensionar el impacto que representa esta situación. En la reciente campaña 2017/2018, la seca recortó en un 32% los rindes de soja, con una cosecha que cayó de las 52 millones de toneladas proyectadas a 35 millones de toneladas. En maíz, en ese mismo ciclo llegó a bajar el promedio de rendimientos en 3.000 kilos por hectárea.
Para los próximos meses, el pronóstico es complejo. Las reservas de humedad de los perfiles obtenidas en otoño empiezan a diluirse y las lluvias invernales “ya se presentan tan deficitarias como en el trimestre frío del año pasado”. El problema es doble, porque de sostenerse este escenario, podría verse afectado el trigo, mientras las reservas hídricas para la siembra gruesa no serán las óptimas. En la campaña anterior, la falta de agua en los momentos clave del trigo derrumbó la cosecha del cereal.
Según la BCBA, los precios internacionales del maíz reflejan las tensiones que existen en relación a la producción norteamericana y se trasladan al ámbito doméstico. En el caso de los mercados a futuro, desde abril de este año, la posición a cosecha en el MATba-Rofex -futuro abril 2022- supera en casi un 20% las cotizaciones máximas de las últimas ocho campañas.
De no mediar incidencias climáticas, esta campaña será recordada por el protagonismo de los cereales. En el caso del trigo, si se mantienen las actuales proyecciones privadas, se puede llegar a generar ventas al exterior que oscilarán entre los 3.360 y 4.480 millones de dólares.