El Tesoro tuvo su primer round del 2023 frente al mercado, en lo que respecta al todavía muy álgido frente de la deuda en pesos. Salió relativamente airoso, aunque el rollover estuvo algo por debajo del nivel que será necesario sostener a lo largo del año para poder cumplirle al FMI la meta monetaria de financiamiento al fisco vía adelantos transitorios. En total, en la primera licitación de enero, logró una renovación de sus vencimientos del 118% y, en ese sentido, cabe destacar que las estimaciones oficiales ubican en 130% al promedio mensual que deberá alcanzar, teniendo en cuenta los vencimientos del año, el déficit primario al que se apunta y los límites que impone el acuerdo con el FMI. Tuvo que subir un poco la tasa, que cerró en 111%.

En la tarde del miércoles los vencimientos estaban en torno a $352.000 millones, tal como informaron desde el Ministerio de Economía. Y, a través de una oferta centrada principalmente en instrumentos de corto plazo, por la fuerte resistencia del mercado a todo papel cuyo pago quede para después de las elecciones, se consiguieron $416.000 millones, lo que redundó en una renovación del 118%. No es del todo un mal número, y quedó en el terreno de lo positivo, pero está por debajo de lo que precisa el Gobierno para cumplirle al FMI, tal como detalló la consultora Ecolatina.

Desde Economía remarcaron: "Luego de la exitosa operación de conversión de activos realizada el 3 de enero, Economía obtuvo casi $420.000 millones en la primera licitación del año. Así, el Tesoro comienza el año con un financiamiento neto positivo de $64.132 millones, lo que implica una tasa de refinanciamiento del 118%".

El martes la gran noticia en términos de deuda del Gobierno vino por el lado externo: el Ministerio de Economía lanzó una resolución en la que se comprometió a recomprar USD1.000 millones en bonos y eso tuvo un impacto muy positivo en el riesgo país, que cayó 5% aunque todavía sigue muy alto y los costos del financiamiento, a priori, permanecerán en niveles prohibitivos. Vale destacar, en ese sentido, que los vencimientos fuertes de la deuda en dólares arrancarán en 2025.

Es decir que ese partido será clave para la próxima gestión de Gobierno. En 2023, la gran dificultad seguirá siendo la deuda en pesos. Y es que los vencimientos del año se concentran casi en su totalidad entre enero y septiembre, en la previa a la asunción de la fuerza que gane las elecciones. Ahí la incertidumbre acerca de si el próximo gobierno pagará, incluso al costo de tener que emitir demasiado, es clave: pocos aceptan papeles con vencimiento para después de la contienda electoral.

Eso se vio en los instrumentos que ofreció la Secretaría de Finanzas en la primera licitación del año, mayormente concentrados en el corto plazo. Más del 90% de lo adjudicado quedó para antes de las elecciones, más precisamente entre febrero y octubre. Además, tuvo que ofrecer una tasa extraordinariamente alta, tal como lo viene haciendo, con una TEA de 111% a abril, dos puntos por encima de los niveles de la última licitación del 2022, ya a fines de diciembre.


 

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Mariano Cuparo Ortiz

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