Los cambios en la jefatura de Disney y la tensión entre cine y streaming
El sorpresivo reemplazo de Bob Chapek por el veterano Bob Iger como CEO de Disney, más allá del juego de sillas corporativo y las intrigas, recubre algo mucho más interesante e importante: los cambios en la política del entretenimiento audiovisual.
Una de las noticias más grandes del negocio del entretenimiento fue el reemplazo sorpresivo de Bob Chapek, CEO de Disney, por Bob Iger, su predecesor en el cargo. Es toda una telenovela que tiene, como trasfondo, una cuestión muy instructiva: cómo se potencian, interrelacionan o anulan las diferentes ventanas audiovisuales. Especialmente, el streaming y la pantalla grande. Chapek asumió en 2020, después de quince años de mandato de Iger, en el que Disney se volvió en el conglomerado de entretenimiento más grande del mundo gracias a las compras de Marvel, Muppets, Pixar, Lucasfilms y la Fox. Pero tuvo que enfrentarse a las consecuencias de la pandemia, lo que desnudó la tensión en el audiovisual.
Veamos: el negocio más importante de Disney no es el audiovisual sino el turismo y los biene raíces. Los parques, específicamente, que cerraron en 2020 por la Covid-19. Chapek llevó a cabo una enorme ingeniería que dotó de contenidos y fuerza a Disney+, la plataforma de streaming, como potencial pivote de los negocios. Funcionó con la cantidad de abonados de la firma, no así con los números: conseguir suscriptores lleva demasiado gasto en contenido, algo que este año aprendieron todos, de Netflix en adelante, y que Wall Street "castigó" con caídas muy fuertes en las acciones. Disney acumuló más de un 13% de caída en promedio.
Chapek tuvo otro problema: una de las películas de más alto perfil de 20202, liberada en 2021, era Black Widow, que decidió estrenar en streaming y salas, lo que llevó a una pelea pública con su estrella -y productora- Scarlett Johansson, que dañó la imagen de la compañía. Pero eso es lo de menos: el problema, al que se sumó dirigir tres películas de Pixar directamente al streaming (Soul, Luca y Red) fue no tener en cuenta la ventana que mejor ubica los contenidos audiovisuales: la pantalla grande. Chapek (pero no fue el único) creyeron prematuramente que el cine no volvería y apuntó a un mercado ya sobresaturado de oferta y cuyos inversores piden números negros.
Iger empujó la adquisición de tantas compañías de peso porque entendió que, incluso si el cine "ya no es lo que era", la ventana de exhibición en salas es lo que posiciona y da peso a los contenidos, salvo que se trate de series. Su regreso a Disney es, en gran medida, una mirada hacia un futuro en el que las salas recuperarán terreno perdido (aunque sea solo para filmes de gran presupuesto) y el streaming tendrá un lugar central para las series y ancillar para los filmes. Los cambios en Warner Bros. (que ha contratado a James Gunn, "producto" de Marvel, para que dirija la división de películas de la DC) van en el mismo sentido. El cine parece haber vuelto a ser el fiel de la balanza en el audiovisual.