Nicolás Arceo, de la Consultora Economía y Energía, aseguró que Argentina tiene una "oportunidad única" para desarrollar el sector hidrocarburífero nacional gracias al enorme potencial de Vaca Muerta, cuyos recursos podrían representar "exportaciones cercanas a 33.000 millones de dólares anuales por los próximos 50 años". Sin embargo, advirtió que para esto se necesita un marco regulatorio nuevo que dinamice las inversiones y, además, que surja de un "amplio consenso" entre oficialismo y oposición que ponga fin a la "política energética pendular" de los últimos años.  

En el marco de los 25 años de BAE Negocios, el especialista explicó que el desarrollo de la producción no convencional en Estados Unidos y la conformación de un cartel de productores de petróleo con la capacidad de restringir los niveles de oferta en el mercado internacional—OPEP ampliado— fueron "dos modificaciones sustantivas en los mercados hidrocarburíferos".

Este contexto, marcó Arceo, representa una "oportunidad única" para el país. "A partir de las inversiones realizadas por YPF en 2013, Argentina inició la curva de aprendizaje en la producción no convencional, y hoy esa producción es competitiva a nivel internacional, no es solo una promesa", recordó. 

El potencial de Vaca Muerta

Arceo destacó que la formación de Vaca Muerta "quebró una dicotomía histórica en el sector hidrocarburífero argentino entre abastecimiento del mercado local y desarrollo de una plataforma de exportación". En este sentido, explicó que los recursos de Vaca Muerta "representan un siglo de abastecimiento de petróleo y dos siglos de gas natural".

"Solo el 50% de los recursos de Vaca Muerta, a precios relativamente bajos, nos darían un volumen de exportaciones cercanas a 33.000 millones de dólares anuales por los próximos 50 años. Representaría aproximadamente dos complejos sojeros", resaltó Arceo.

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Qué se necesita para potenciar el sector hidrocarburífero

El especialista de Economía y energía advirtió que el país necesita "un nuevo marco regulatorio que brinde certezas al proceso de inversión", readaptado a una ley que esté centrada en "un país exportador y con excedentes significativos para abastecer la demanda local y de los mercados internacionales".

Sin embargo, ese proyecto de ley "tiene que surgir de amplios consensos". ¿Por qué? "Es un proyecto de inversión a largo plazo, y la única manera de que Argentina logre un flujo de inversión que permita un desarrollo de las terminales licuofactoras va a ser a través de un gran acuerdo político entre oficialismo y oposición que permita quebrar una política energética de carácter pendular como la de las últimas décadas". 

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En este sentido, Arceo remarcó que "si hoy se toma la decisión de inversión en GNL, la primera exportación no la ve el próximo gobierno. En el mejor de los casos lo ve el siguiente". "Un proyecto de esta envergadura tiene un plazo de maduración mínima de siete años. Es muy difícil que se dinamice la inversión tanto en GNL como en hidrocarburos en general sin un amplio acuerdo político en términos de la conformación de una política hidrocarburífera de largo plazo en Argentina", concluyó.