Adivinar una carta, encontrar una moneda detrás de la oreja, hacer desaparecer un billete en un pañuelo. Todos nos dejamos deslumbrar, especialmente en la niñez, con la presentación de un mago. Pero para algunos, el flechazo es tan grande que deciden incursionar a fondo en este mundo de guantes blancos, palabras mágicas y galeras misteriosas. 

El 31 de enero se celebra el Día Internacional del Mago, una fecha emblemática para reivindicar la profesión de estos y estas artistas. La fecha fue elegida  para rendir un especial tributo al santo patrono de los magos conocido con el nombre de Juan Bosco, quien murió el último día de enero de 1888. Había nacido en Italia y se hizo muy popular, sobre todo entre los más jóvenes, por su capacidad para envolverlos con su magia y destrezas en el malabarismo y de esta manera predicarles la palabra de Dios.

La magia es una disciplina que tiene más de 4.000 años de antigüedad. Según investigaciones, el primer mago que existió era originario de Egipto y conocido como Dedi. A través de la historia han existido grandes magos e ilusionistas que han dejado su legado. La lista incluye nombres como Robert Houdin (considerado el padre de la magia moderna y el más grande ilusionista de todos los tiempos, tenía entre sus trucos la suspensión etérea y el reloj misterioso), Alexander Herrmann, el famoso escapista Harry Houdini, Dai Vernon (canadiense destacado en la cartomagia), el mentalista Derren Brown, Apollo Robbins (que llegó a "robarle" a los miembros del servicio secreto de Jimmy Carter), David Blaine (hace ilusionismo en las calles) y David Copperfield, toda una celebridad. 

Aprendices de magos

En Buenos Aires hay un par de escuelas que brindan clases presenciales para quienes se apasionan con este arte. Cuentan con tiendas donde comprar objetos, libros e indumentaria para que los alumnos o los aficionados puedan equiparse. Varios ofrecen también contenidos online para quienes viven más lejos. 

Es el caso de la escuela Fu Manchú situada dentro del Bazar de Magia, en Hipólito Yrigoyen 969. Comenzó a funcionar en 1994 y por sus aulas pasaron miles de alumnos, muchos de ellos se convirtieron después en magos profesionales. Con la llegada de la pandemia, fue mutando y en la actualidad se dictan clases bimodales, de manera presencial y virtual (100% en vivo). "Nuestra misión es enseñar magia y no venderte juegos de magia (aunque funciona dentro de un local de magia). Desde la primer clase ya te vas haciendo magia. Siempre con elementos de uso cotidiano como ser una baraja normal, bandas elásticas, papeles, hojas de periódico, etc. Y se abordan todas las ramas como cartomagia, mentalismo, magia de cerca, magia improvisada, magia de salón, numismagia, etc", señala Guillermo Tallón, mago profesional de esa casa. Está pensado para un rango de edad de entre 12/13 a 99. La duración de los cursos y el costo depende del nivel. Se dividen en módulos. Brindan además talleres o masterclass de temas específico (más información en www.escuelademagia.com.ar).

"La magia está en el top tres de los hobbies más importantes a nivel mundial. Desde hace unos años con la llegada de YouTube y en la actualidad Instagram y Tiktok se hizo mucho más viral. Hay cientos de videos diarios dando vueltas, algunos revelando secretos o enseñado efectos fáciles de realizar en sus casas. Eso en muchos casos generan el puntapié inicial para introducirse en este maravilloso mundo", indica Tallón y cuenta que muchos de los apasionados por este metier empezaron desde pequeños con las cajas de magia que se venden en las jugueterías, con algún libro o viendo los trucos que hacía un pariente.  En el caso de la motivación de los alumnos puntualiza: "Muchos vienen por distracción, otros porque les apasionan y quieren aprender y otros solo para hacerles magia a la familia, amigos o compañeros de trabajo. La magia es como una terapia, no importa la edad, lo que importa es poder por unos instantes abstraerse de los problemas diarios y generar alegría".

Según cuentan, eligieron el nombre Fu Manchú para la escuela porque fue un revolucionario dentro del mundo de la magia, una de los cambios categóricos que llevó a los escenarios fue la incorporación de la comedia en los actos de magia, hasta ese momento, todos extremadamente solemnes. "Fu se divertía con la magia y quería transmitir lo mismo a los espectadores", señalan.

Además de clases, se venden productos clásicos y novedades pero también se fabrican trucos de magia que exportan a todas partes del mundo, cuentan con distribuidores en EE.UU, Europa, y Asia. Tienen también el Museo Argentino Magia, donde preservan la memoria de los magos locales.

Otra de las escuelas más importante es Círculo Mágico (www.aprendermagia.com.ar), que funciona desde hace más de 10 años y ya formó a unos 3000 estudiantes. "Vienen abogados, gente grande que quiere aprender para entretener a los nietos, gente que trabajan en seguros, artistas de otras disciplinas como teatro que quieren desarrollar esto como habilidad complementaria, profesionales como informáticos o ingenieros agrónomos que utilizan los conocimientos en sus conferencias para hacer los temas más divertidos", enumera Sergio Leinad, docente de ese centro de estudio. La mayoría de quienes se acercan tienen entre 20 y 50 años. Según explica recomienda que los chicos sean mayores de 12. Para menores, se sugiere algún juego trucado de la tienda online que también tienen a disposición. "Se les pregunta si creen en papa Noel porque si es así para ellos la magia es algo real", dice.

Durante las clases, el profesor busca primero sorprender y dilata la explicación para que los alumnos sientan el asombro. Son cuatro niveles que se cursan en la sede en Caballito Norte cada uno en un cuatrimestre, con encuentros una vez por semana una hora y media, en grupos de no más de 12 personas ($8500 por mes con materiales). Se desarrollan habilidades como mirar, manejar la voz, pararse en el escenario, mover las manos y el cuerpo. Desde la primera clase ya pueden realizar un juego de magia. También brindan cursos en videos para quienes no están en capital. 

El experto no se muestra demasiado entusiasmado con algunos contenidos de las redes sociales. "Por la naturaleza de la magia el secreto es importante. Internet y la revelación sin cuidado por conseguir like o fama transitoria dañan el secreto", dice.

En el caso de Sergio, su "flechazo" con el arte del abracadabra fue a los 14 cuando vio un mago en Pizza Cero quien hizo un juego de René Lavand frente a sus ojos y él quedó alucinado: quiso saber más. "La magia tiene principios muy antiguos, psicológicos y que representan anhelos humanos. Como cuando un mago transforma un papel en billete,  por ejemplo, o cuando hace que un objeto inanimado cobre vida. La magia sucede en la mente de los espectadores. El que esté más capacitado para entender cómo funciona esa mente va a conseguir un efecto mejor y más duradero", concluye.

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Paula Boente

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