La UE cobrará un "impuesto solidario" a empresas de combustibles fósiles
El ejecutivo comunitario presentará mañana su propuesta para intervenir el mercado energético, con medidas que apuntan a limitar el aumento desmedido de los precios
La Comisión Europea (CE) presentará mañana su propuesta para intervenir el mercado eléctrico europeo, que incluirá tres de las medidas que más consenso tienen entre los ministros de energía de la UE: límites a los beneficios extraordinarios que están obteniendo las tecnologías renovables o la nuclear, una “contribución solidaria” de las empresas de combustibles fósiles por los beneficios extraordinarios del último año y un objetivo obligatorio de ahorro en las horas pico de consumo.
Según publican medios europeos, la presidenta de la CE, Úrsula Von de Leyen, detallará el nuevo paquete mañana durante el debate sobre el Estado de la Unión. Su plan inicial incluía un tope al precio del gas importado de Rusia por tubería, una idea que por el momento parece haber quedado en suspenso.
Otro punto que no figura en un borrador citado por los medios locales es el que apuntaba a la creación de un instrumento de liquidez para garantizar que los operadores energéticos dispongan de garantías colaterales suficientes.
Subsidios
Bruselas parte de la premisa de que no solo las empresas que generan electricidad deben contribuir, sino también las compañías del sector de los combustibles fósiles que también se están enriqueciendo de forma extraordinaria. Por ello, propone introducir una “contribución solidaria”, de carácter “excepcional y temporal”, que haga que el sector de los combustibles fósiles comparta el esfuerzo. Por ello, las empresas de petróleo, gas, carbón y las refinerías tendrán que realizar una contribución en función de los beneficios suplementarios del ejercicio fiscal de 2022, que serviría para “financiar medidas para ayudar a mitigar la actual crisis” a hogares y empresas.
“El establecimiento colectivo, por parte de los Estados miembros, de una contribución de solidaridad coordinada, única y temporal, basada en los excedentes de beneficios imponibles obtenidos en el ejercicio fiscal de 2022 en las empresas energéticas de los sectores del petróleo, el gas, el carbón y las refinerías de la Unión que se rigen por un marco común, es necesario para ayudar a proteger a los consumidores y a las empresas contra la subida de los precios de la energía en toda la Unión, preservando al mismo tiempo el buen funcionamiento del mercado interior y garantizando la necesaria solidaridad entre los Estados miembros”, asegura la Comisión.
La medida se aplicaría a los excedentes de beneficios de las empresas en el corriente año, a un nivel por sobre el promedio de los beneficios imponibles en los tres ejercicios fiscales a partir de 2019 (2019, 2020 y 2021), calculados según las reglas fiscales de cada país. Si el promedio anual computados los tres ejercicios fiscales es negativo, la contribución será cero.
Bandas horarias
El borrador de la propuesta de reglamento a la que Bruselas le está dando los últimos toques, fija dos objetivos de reducción de la demanda de electricidad. El primero pide a los Estados miembros que adopten medidas “suficientemente ambiciosas” para reducir el consumo global de todos los consumidores. El segundo es un objetivo obligatorio para impulsar el ahorro durante las horas pico del día en las que se consume más. En este sentido, los estados del bloque tendrán que elegir 3-4 horas por día, normalmente las horas de mayor consumo, aunque también podrían incluirse las horas en las que la generación de electricidad a partir de renovables sea baja.
La iniciativa dejará a la discrecionalidad a los Estados miembros la fijación de las bandas horarias y las medidas subsiguientes, aunque sugiere medidas como subastas o sistemas de licitación para la demanda o la electricidad no consumida. Aunque en borradores iniciales el Ejecutivo europeo había sugerido un ahorro general del 10% general y un 5% obligatorio en las horas pico, el último documento no menciona cifras puntuales.
El borrador confirma también la intención de Bruselas de imponer un tope a los beneficios extraordinarios de las empresas que producen electricidad con fuentes de energía distintas al gas -como renovables o nuclear- que son más baratas pero se benefician de los elevados precios del gas, que es el que marca el precio final.