Los humanos no son los únicos mamíferos que viven más con amigos
La convivencia con otros, un factor que aumenta la esperanza de vida en mamíferos. "Los lazos sociales fuertes y duraderos son la receta para una larga vida", afirma uno de los autores
La vida en convivencia es una característica propia de los seres humanos desde sus primeros pasos en el proceso de evolución. Durante años, diversos estudios científicos demostraron que compartir nuestra vida con otras personas nos brinda beneficios tanto físicos como psicológicos. Sin embargo, las personas no son las únicas beneficiadas con una vida acompañada, sino que, en general, los mamíferos que se relacionan viven más que los que viven solos.
Así lo indica el estudio publicado este martes en la revista Nature Communicatios, donde sugieren que las especies que viven en grupo tienen vidas más largas que las solitarias. Los autores compararon un total de 974 especies, teniendo en cuenta otros factores que contribuyen a la esperanza de vida, como la masa muscular. Desde jerbos hasta gacelas, observaron una tendencia.

"Las especies en grupo viven más que las solitarias", afirmó Xuming Zhou, autor del estudio y biólogo evolutivo del Instituto de Zoología de la Academia China de Ciencias de Pekín.
Los mamíferos y la convivencia para una mayor esperanza de vida
Las conexiones sociales son vitales para los humanos, ya que, según investigaciones previas, las personas aisladas tienen un mayor riesgo de morir prematuramente y más probabilidades de desarrollar demencia a lo largo del tiempo. El nuevo estudio sugiere que este patrón es válido para muchas especies de mamíferos, grandes y pequeños.
Consultado por dicha regla general en la vida de los mamíferos, Daniel Blumstein, ecólogo conductista de la Universidad de California en Los Ángeles, afirmó a The Wall Street Journal que "necesitamos ser sociales, nacemos para serlo".
Comparación entre especies
Entre las especies comparadas, el jerbo de la sabana meridional, que suele vivir solo, vive unos cinco años en cautividad. El murciélago frugívoro de hocico corto, que puede pernoctar en grupos de una docena, tiene una vida máxima dos veces mayor, de unos 10 años.
A su vez, también se examinaron los factores genéticos del comportamiento social y la longevidad analizando los genes activos en el cerebro de 94 especies. Los autores hallaron 31 genes relacionados con la vida social y la longevidad. Algunos de los genes regulaban hormonas que influían en el comportamiento social, y otros actuaban sobre la inmunidad.
Los autores sugieren que vivir en grupo aumenta las probabilidades de que los individuos contraigan enfermedades entre sí, lo que podría reforzar el sistema inmunitario.
Según Jenny Tung, antropóloga evolutiva del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania), los hallazgos sugieren que, a lo largo de cientos de millones de años de evolución de los mamíferos, los mismos genes se asociaron a una esperanza de vida ligeramente mayor y a la vida social.

Además, algunos primates tienen una necesidad similar de compañía. Las hembras de babuino con fuertes lazos afectivos con otros adultos de un grupo vivían más que los individuos menos amistosos, según descubrió un estudio que observó babuinos amarillos en Kenia. Entre los macacos rhesus, un fuerte vínculo entre una hembra y sus compañeros favoritos era un indicador de su esperanza de vida.
La historia detrás de la investigación
Zhou estaba estudiando la genética del envejecimiento en ratas topo desnudas, un roedor ciego que vive en colonias subterráneas, cuando dijo que tuvo el primer indicio de que quería estudiar la relación entre el comportamiento social y la longevidad. Las ratas topo desnudas son una especie en constante investigación porque pueden vivir hasta 30 años, más que cualquier otro roedor. Las colonias de ratas topo desnudas tienen una compleja estructura social dirigida por una reina, similar a la de las hormigas y las abejas, lo que llevó al Dr. Zhou a preguntarse por la relación entre este tipo de organización y una vida más larga.
También le sorprendió que algunas especies longevas, como elefantes, murciélagos, y castores, suelen ser animales sociales que viven en grupo. Algunos de sus trabajos apuntan a una biología subyacente común: Los castores y las ratas topo desnudas comparten mecanismos moleculares que contribuyen a alargar la vida de ambos mamíferos.
"Los lazos sociales fuertes y duraderos son la receta para una larga vida", afirmó Cyril Grueter, antropólogo biológico de la Universidad de Australia Occidental y autor del nuevo estudio.