Algunas películas claves en Qubit para descubrir a Robert Bresson
Robert Bresson fue uno de los directores de cine franceses más importantes de la historia. Aquí en esta nota, algunos de sus films disponibles en Qubit para descubrir a este director
Entre todos los grandes autores cinematográficos clásicos hay algunos nombres que permanecen un poco aparte. Más allá de que han tenido influencia en mucho cine posterior, no existe alguien que los haya imitado. Así, cuando nos acercamos a alguna de sus películas terminan deconcertándonos un poco. Pero en muchos casos, ese desconcierto es bueno, nos empuja a mirar más, a saber más, a preguntarnos cómo son sus películas. Es el caso del francés Robert Bresson, que comenzó su carrera en los años 40 (su ópera prima la realizó en plena ocupación) y la cerró casi en los 90.
No hizo demasiadas películas y se lo suele identificar con la religión gracias a una especie de equívoco. Pero Bresson, además, era un teórico que quería despojar el cine de todo aquello que pudiera parecer "literario" o "pictórico". Buscaba un cine lo más puro posible. Curiosamente, lo hizo en muchos casos adaptando obras literarias. En Qubit.TV hay una buena cantidad de películas que permiten entenderlo y disfrutarlo.
Películas de Robert Bresson para ver en Qubit
Los Ángeles del Pecado, realizada en 1943, es lo más parecido a una película "comercial" (qué horror esa etiqueta, amigos...) que hizo Bresson y también su ópera prima. Narra la relación de una novicia en un convento con una mujer que ha sido condenada por dispararle a su amante. Y, aunque es un melodrama con vueltas de tuerca un poco convencional (aunque excelente), hay un uso notable del fuera de campo, poco énfasis en el histrionismo (Bresson consideraba que los actores no tenían que interpretar como en el teatro sino ser ellos mismos los "modelos" del personaje: por eso luego usó muchos actores no profesionales) y un combate entre el bien y el mal muy evidente. El clima, sobre todo, y tratar de contar lo máximo con lo mínimo configuran al Bresson posterior.

Si bien Las damas del bosque de Boulogne está inspirada en un texto de Diderot (incluido en Jacques el fatalista), en lugar de transcurrir en el siglo XVIII, la película está ambientada en las primeras décadas del siglo XX y lo que en principio era una historia que podía transformarse en una comedia galante (hay ecos de Las relaciones peligrosas tanto en el texto original como en la trama), Bresson decide concentrarse en cómo la maldad aparece desde el dolor. Es un gran filme, en donde ya las constantes del autor (filmar lo mínimo indispensable, eliminar todo exceso de actuación, no sobreabundar en diálogos innecesarios, eliminar secuencias superfluas o decorativas) se ve de forma mucho más evidente.

Para quien esto escribe, la obra maestra de Bresson y una de las mejores películas de la historia es Diario de un cura rural. Como su nombre indica, vemos la llegada de un humilde sacerdote a un pueblo y cómo comienza a relacionarse con sus habitantes, que no le tienen demasiada confianza. El hombre está enfermo y algunos de sus síntomas hacen que lo vean como un alcohólico (que no es). La pieza central de la película es, ni más ni menos, un exorcismo: una mujer extremadamente dolorida decide volcarse al mal y este cura la sana.

Eso sí, estimado lector, no busque aquí efectos especiales o terror: el exorcismo (dicho de modo más o menos metafórico, en realidad) es una conversación entre las razones de la fe y las de la indiferencia. El filme prosigue con una de las mejores descripciones de la vocación religiosa que pudo dar el cine. Muchas de las películas de Paul Schrader (Gigoló Americano), admirador confeso de Bresson (escribió un ensayo sobre él) refieren a esta obra maestra y a otra: El carterista.

El carterista, de hecho, es la historia de un hombre que sale de la cárcel y no puede reformarse. Es, por supuesto y en gran medida, una película de suspenso policial (el protagonista, de paso, fue interpretado por el uruguayo Martin LaSalle, no profesional entonces). Pero Bresson además hace otra cosa: pocos diálogos, una puesta en escena precisa, la sensación de peligro constante e inminente, el fatalismo alrededor de la personalidad de este joven que no puede salir de un mundo que, en el fondo, ha elegido como propio. Aunque Bresson hizo otras películas criminales (El Diablo probablemente y El Dinero), El carterista quedó como modelo.
Hay muchas películas sobre Juana de Arco. La más célebre quizás sea El proceso de Juana de Arco, de Carl Dreyer, un hombre "de fe" (digamos) como Bresson. A diferencia del filme de Dreyer, en donde el acento está colocado en las expresiones (que dicen más que las palabras), Bresson decide quitar todo tipo de artificio y ser, casi, un reconstructor documental de la historia verídica.

Pero cuidado: detrás de eso, Bresson se pregunta por la obsesión y por la fe con un ascetismo único. La Juana de Arco de Bresson no es un ser sobrenatural sino humano; lo que dice y su comportamiento refieren a una convicción que, en el proceso, es también una forma lateral de ver la relación entre lo político y lo trascendente.