Harry y Meghan le dan el tiro de gracia a la realeza británica con su documental
Este jueves 15 se estrenan los tres últimos episodios de Harry y Meghan, en que la "pareja rebelde" critica sin eufemismos a la familia real. Acusaciones de racismo, presiones asfixiantes y una historia de amor merecedora de una película de Hollywood.

Por Analia Caballero
Al menos la Reina Isabel II ya no está para ver y padecer el documental cuyos tres primeros episodios Netflix estrenó la semana pasada y ahora revela su otra mitad.
Harry y Meghan vuelve a poner en primera plana a los duques de Sussex, algo de lo que paradójicamente ellos querían escapar cuando decidieron renunciar como miembros activos de la familia real en 2020, provocando una crisis dentro de la estructura monárquica.
Si bien el documental -que contiene imágenes inéditas de la intimidad de los "exiliados"- comienza con la historia de amor entre el príncipe renegado y la actriz estadounidense, pronto desnuda sus verdaderas intenciones: desenmascarar -según su visión- los oscuros manejos de la realeza británica, con la que ahora sí, estamos seguros, ni Harry ni Meghan piensan volver a relacionarse.
Meghan Markle era todo lo que los Windsor no querrían para uno de ellos: divorciada, no británica, feminista y birracial. "Casi negra" resume la mujer que cuando conoció al príncipe -quinto en la línea de sucesión- era una actriz de modesta fama que protagonizaba la serie dramática Suits.

Y este punto es algo crucial para la venganza que ambos cocinaron a fuego lento. Markle asegura en esta producción haber hecho todo y más para encajar, por amor, en ese mundo. Pero aparentemente su origen y raza no tenían lugar en la antigua institución, corazón del Reino Unido hace siglos, y a la que en los útlimos años tanto la ciudadanía como algunos de sus propios miembros han comenzado a cuestionar.
Los duques de Sussex viven en California y aseguran que desde que se conoció su noviazgo, el palacio de Buckingham instruyó al selecto grupo de medios de prensa que tienen acceso a la familia real, para desacreditar a la aspirante. "Lo veías pasar. Publicaban algo sobre alguien de mi familia y pensaba: 'uy, que lo olviden', pero hay que llenar las web y las portadas de los periódicos con alguien de la realeza", dice Megan.

Si en su momento Markle, hija de una mujer negra, calló para no hacer crecer aún más el escándalo, hoy se muestra dispuesta a decir todo lo que sintió. “No importa cuánto lo intentara, no importa cuán buena fuera, no importaba lo que hiciera, todavía iban a encontrar una manera de destruirme” declara con angustia en su semblante.
Las crónicas de los días de la renuncia de Harry contaban que la soberana estaba "desconsolada" por la decisión de la pareja, si bien públicamente aseguró apoyarlos.
Harry y Meghan, contra la "familia tóxica"
El hermano menor del heredero William siempre fue el rebelde. Tuvo sus épocas de noche y fiesta, siempre perseguido por paparazzis "algo que viví desde niño y no comprendía" recuerda él. Esa prensa adicta a los Windsor vendió millones de ejemplares contando el vínculo del joven príncipe con el alcohol y las drogas, algo que más tarde el revelaría como "refugio" tras la muerte violenta de su madre Lady Di.
Su primer escape del palacio y sus ataduras fue irse al Ejército británico. Formó parte de sus filas por diez años, completó dos giras en Afganistán, alcanzó el rango de capitán en 2011 y se calificó como comandante de aviones Apache. Allí, según cuenta, aprendió valores y mucho de la vida fuera de su existencia principesca.
"Creo que yo fui de los dos el más parecido a mi madre" sostiene Harry en otro pasaje del documental. "Su frescura, el hacer lo que le dice el corazón, son rasgos que veo en mí y agradezco" agrega.

Y aquí es donde empieza a palparse esa distancia con su hermano, sin dudas agigantada desde el "Megxit" como calificó la prensa amarilla inglesa a la traumática salida de los duques de Sussex de sus deberes para con la realeza.
Si bien el funeral de la Reina Isabel II los reunió, la relación entre Harry y Meghan con William y Kate nunca fue fluida ni amorosa. Meghan contó su sorpresa por la formalidad, también en privado, que demostraron los miembros de la Familia Real.
Sobre su primer encuentro con los príncipes de Gales recuerda que fueron a cenar a su casa —eran vecinos en el palacio de Kensington— y “yo llevaba unos vaqueros rotos e iba descalza. Soy muy de abrazar y no sabía que eso era muy raro para muchos británicos” contó, dando a entender que el gesto no había sido muy bien recibido. “La formalidad en el exterior se reflejaba en el interior. Eso me sorprendió” manifestó.

Pero en los últimos tres episodios del documental, Harry va por más. "Mentían para proteger a mi hermano pero no decían la verdad para protegernos nosotros" reclama en relación a lo que él su esposa consideran una "cacería de brujas" contra ella por su origen, tan poco "apto".
"No me echaron a los lobos, me metieron en la boca del lobo" lamenta Merkle sobre el acoso de la prensa británica, que indagó, inventó y puso en escena a cualquiera que quisiera decir algo de ella. El rol de los medios, en especial de los amarillistas tabloides, fue fundamental para el hartazgo de la joven pareja.
“Todos sabemos cómo puede ser la prensa británica y estaba destruyendo mi salud mental“, dijo Harry el año pasado en la tevé estadounidense, charlando con James Corden. “Pensé: ‘esto es tóxico’. Así que hice lo que cualquier esposo y cualquier padre haría” explicó sobre su decisión de abandonar Inglaterra.
Harry y Meghan: todo por amor
La cantidad de anécdotas y críticas que hacen los ex-royalties en el documental son una fiesta para los interesados en las intrigas palaciegas. Dignas de una novela, se relata cómo Megan dudó en seguir adelante con el romance al comenzar a advertir en lo que se estaba metiendo.
Pero también ambos se dieron cuenta de cuán parecidos son, a pesar de haber sido criados en distintos puntos del planeta y bajo condiciones tan disímiles: él es un príncipe mientras ella es hija mestiza de una mujer que se separó siendo Meghan muy chica y perteneciendo a la clase trabajadora en un barrio poco glamoroso.
Los dos son activos militantes humanitarios, cada uno desde su lugar primero y ahora en conjunto. Llevan a cabo cruzadas internacionales usando su influencia para impulsar leyes y derechos necesarios en países poco desarrollados.

“Esta es una gran historia de amor. Y lo más loco es que creo que solo acaba de empezar. Ella sacrificó todo lo que alguna vez conoció, la libertad que tenía, para unirse a mí en mi mundo, y poco después terminé sacrificando todo lo que tenía para unirme a ella en su mundo” sostiene el que fuera nieto mimado de la Reina.
“Acepto que haya gente que no esté de acuerdo en lo que he hecho o en cómo lo he hecho. Pero tenía que hacer todo lo posible para proteger a mi familia. Sobre todo, después de lo que le pasó a mi madre. No quería que se repitiera la historia” se explaya, emocionado.
“Tienes que entrar en el juego o se publicarán cosas malas de ti. Es un negocio despiadado. Con Meghan no había límites” recodó el duque sobre la prensa.
Se conocieron en 2016 y desde entonces viven una aventura como pocas. Son padres de Archie y Lilibet, eligieron darle la espalda al reino más poderoso del mundo actual, y pagaron el precio.
Los duques de Sussex comenzaron a grabar en video diferentes momentos de su rutina en 2020, cuando preparaban su renuncia a las obligaciones de la realeza.
Animados por amigos a documentar su historia, filmaron más de 15 horas de contenido que tiempo después compartieron con la documentalista Liz Garbus y el productor Dan Cogan, quienes están al frente de Harry y Meghan, una producción que sin dudas dará mucho que hablar en los años por venir.