La euforia mundialista que atravesó este mes a un país insatisfecho hasta en sus necesidades básicas de festejar puede alcanzar su cénit el domingo de la mano de Leo Messi y la Scaloneta. Pero cuando el martes las organizaciones sociales hasta ahora alineadas con el oficialismo marchen a la puerta de varios supermercados para protestar contra la suba de los alimentos y lo exiguo del bono de fin de año que decidió otorgar el Gobierno, la cruda realidad del ajuste volverá a corporizarse. Y llegará rodeada de viejos fantasmas, porque el martes es 20 de diciembre y las cenizas de 2001 están lejos de haberse apagado del todo.

Publicidad
 
 

La gobernabilidad, ese argumento irrebatible por el cual siguen valorando al peronismo los empresarios que miran más allá del vaivén diario de los mercados, vuelve a crujir como durante la corrida cambiaria que sucedió a la eyección de Martín Guzmán. Ya no son solo los piqueteros opositores que bloquearon este jueves los accesos a Buenos Aires: Juan Grabois advirtió en simultáneo que los $13.500 en dos cuotas que pagará el Estado a los beneficiarios de programas sociales son "un escupitajo en la cara de los pobres" de una ministra "que mira la realidad desde su mansión en el country". A ese dardo contra Victoria Tolosa Paz, con quien ya había chocado por las bajas de beneficiarios del plan Potenciar Trabajo, Esteban Gringo Castro añadió que "el bono para navidad y reyes no es cristiano ni peronista".

Este último señalamiento también revivió la tensión tórrida que se vivía a principios de siglo cada vez que se acercaban las Fiestas. Castro, secretario general de la UTEP, integra el Consejo Económico y Social (CES) que preside casi clandestinamente Mercedes Marcó del Pont en la Casa Rosada y cultiva, como Grabois, un vínculo directo con el Papa Francisco. Las usinas comunicacionales locales del pontífice propalaron ayer el descontento de su sector, que considera que el bono es una "miseria" y "rompió la paz del gobierno nacional con los movimientos populares que lo integran".

Quizá haya sido anticipándose a ese rechazo y no para evitar la sobreexposición que Sergio Massa decidió bajarse del anuncio del bono, para el cual el miércoles ya le tenían preparado hasta el micrófono. Desde el martes de la condena a Cristina Kirchner en la causa Vialidad y su posterior renunciamiento a cualquier cadidatura en 2023, su larvario proyecto presidencial se vio obligado a romper el capullo. No era la hoja de ruta que habían trazado en el quinto piso del Palacio de Hacienda ni en las oficinas renovadoras de Retiro, que nunca se cerraron y que siguen activas aunque ahora solo para encuentros forzosamente discretos. Simplemente sucedió.

Preguntas y respuestas

Como observó lúcidamente el analista Pablo Knopoff, de Isonomía, citado días atrás por el siempre agudo Jorge Liotti en La Nación, el renunciamiento de Cristina alteró toda la galaxia política porque amenazó con hacer a un lado la pregunta electoral sobre la propia vicepresidenta. Si el eje de la elección deja de ser "Cristina sí o no", pierden fuerza tanto la candidatura de Mauricio Macri como la de cualquier aspirante al sillón de Rivadavia que represente a su espacio, el PRO, cuya razón de ser y perdurar fue organizar políticamente el rechazo social al kirchnerismo. Es evidente que si se postula Macri se arriesga a reeditar el lapidario plebiscito sobre su gestión que lo eyectó de la Casa Rosada en primera vuelta en 2019. Ahora bien ¿a qué pregunta de la sociedad podrían proponerse como respuesta Patricia Bullrich u Horacio Rodríguez Larreta?

Massa otea el resquicio y por eso apunta todos sus cañones a cumplir con la meta que se autoimpuso para terminar de enterrar en marzo su ya olvidada promesa de no candidatearse: bajar la inflación a menos de 4% mensual. Por eso fogoneó la expectativa de que el dato de noviembre fuera inferior al 6%, especialmente desde que Marco Lavagna le advirtió que estaría más de un punto por debajo del fatídico 6,3% de octubre. El 4,9% que cantó el INDEC, el más bajo desde febrero, se gritó cerca suyo como el gol de Julián Álvarez contra Croacia. El problema es que los mismos reportes semanales indican que el dato de diciembre va a empezar con 5.

Que los alimentos hayan sido lo que menos subió, un 3,5%, movió a algunos a sospechar de la propia medición. Que Lavagna haya sumado a sus funciones en el INDEC otras nuevas en el equipo económico no ayuda a disipar esas sospechas de un reverdecer morenista. Pero la realidad es que aunque el ente estadístico porteño haya marcado 5,8% de inflación para noviembre, casi un punto más que la nacional, el dato interanual de los técnicos de Rodríguez Larreta (89,9%) sigue bien por debajo del de Lavagna (92,4%). Por otra parte, manipular el Índice de Precios al Consumidor (IPC) con tantos contratos indexados, incluso las paritarias más cuantiosas y conflictivas del país, puede desatar batallas campales que ningún gobernante querría.

Hay otros datos de la economía que siguen alarmando, como la reticencia de los inversores a seguir refinanciando la deuda del Tesoro. Massa celebró en público haber podido renovar los vencimientos que tenía esta semana pero la pelota rozó el travesaño: los privados recién entraron a la licitación cuando vieron que ya habían cubierto el piso con fondos de organismos públicos y se evitaba un escenario de prórroga forzosa de los pagos. No les quedó otra: la alternativa era dejar una montaña de fondos ociosos devaluándose en sus carteras.

La inquietud, igual, sigue lejos de disiparse. Es una de las preocupaciones que compartió Jorge Pablo Brito con otros banqueros que volaron a Qatar la semana pasada. Fue también el eje del almuerzo que compartieron Massa y Alberto Fernández con Emmanuel Álvarez Agis, impulsor de un pacto entre oficialismo y oposición para evitar otro default de esa deuda. Una iniciativa que el director de PxQ sabe impracticable tras el bochornoso episodio de Cristian Ritondo haciéndole gestos obscenos a Cecilia Moreau en pleno recinto de Diputados. Y que también hace difícil imaginar que se apruebe allí entre las Fiestas el nuevo blanqueo de capitales que impulsa Massa. ¿Cómo van a confluir en temas tan trascendentes si no se pudieron sentar siquiera a renovar las autoridades de la Cámara?

Las internas, para peor, siguen cruzando todo el Estado. El kirchnerismo leyó como un atrevimiento que Alberto Fernández no solo ratificase su precandidatura tras el anuncio de Cristina sino que la considerase "la candidatura natural" del Frente. Y la furia ya no se disimula. Emerge desde en YPF hasta en lugares tan distantes como el ENACOM. Allí, en las heredades del massista Claudio Ambrosini, el radical K Gustavo López salió a reclamar que el juez en lo contencioso administrativo Pablo Cayssials, invitado por Clarín-Telecom al fin de semana del escándalo en Lago Escondido, deje de actuar en las 70 causas que tienen como parte al holding de la trompetita.

Dale gas

Al establishment le cuesta creer que la frágil estabilidad financiera que Massa supo conseguir estos meses vaya a mantenerse cuando arranque la campaña electoral. Mucho menos si los contendientes de la PASO oficialista son el Presidente y dos de sus ministros.

Además de Massa, el otro anotado es el cristinista Wado De Pedro, de quien se declaró partidario Grabois aun sin haberlo hablado con la VP. Lo elogió muy peculiarmente: "No es el Che Guevara, no es un dirigente radicalizado". A su modo coincidió con alguien a quien podría ubicarse en el otro extremo del arco ideológico peronista: Carlos Ruckauf. Al exgobernador bonaerense, quien sostiene desde hace tiempo que el ministro del Interior será el candidato que impulse Cristina, le parece que haber sido mencionado en el chat de Cayssials y compañía como alguien cercano a los Mahiques, también mercedinos, no descalifica a De Pedro sino todo lo contrario. "Lo hace parte del sistema", asegura en privado.

Contra todos los pronósticos, en ese mar de incertidumbre y sin siquiera candidatos seguros a un cargo que deberán asumir en menos de un año, la inversión fue el componente del PBI que más creció en el tercer trimestre. Llegó al 22% del PBI, dos puntos más que un año atrás y apenas dos décimas por debajo del momento previo al estallido del modelo macrista, en 2017. Volkswagen anunció un desembolso de U$S 50 millones para empezar a fabricar camiones y colectivos desde 2024. Y el jefe de Techint, Paolo Rocca, pintó un mundo lleno de oportunidades para el país.

"Argentina puede convertirse en un exportador de petróleo en serio. También puede crecer en la cadena de valor de los alimentos, en el litio y en el cobre", auguró Rocca al cerrar junto a Massa su seminario anual ProPymes. A su juicio, para hacerlo, debería "conformar consensos más allá de la coyuntura". Exactamente lo mismo que reclamó a fines de agosto el embajador estadounidense Marc Stanley en el Consejo de las Américas.

Es el dilema entre apostar a ciegas y ganar a lo grande, como hizo la japonesa Toyota cuando todavía ardían las barricadas de diciembre de 2001 y enterró cientos de millones para construir su plataforma exportadora de pick-ups para toda la región, o esperar para ver y pagar más caro. Un dilema que antes era solo de las multinacionales pero que 20 años después también aplica a los locales grandes, offshoreizados al punto de haber divorciado casi totalmente sus intereses de los del país.

Los petroleros, por lo menos, ya parecen haber decidido. Vengan Massa, Larreta, De Pedro o Bullrich, consideran que Vaca Muerta no va a parar de crecer. Lo celebraron en un reencuentro multitudinario por el Día del Petróleo en el Sheraton. La Secretaría de Energía lo confirmó el jueves, al anunciar que consiguió gas para llenar el gasoducto Néstor Kirchner a un precio más bajo que el actual durante todo el año que viene. En el pico de invierno pagará la mitad de lo que temía que le pidieran. Al menos en ese punto, el consenso Stanley-Rocca asoma sólido como un termo de acero.

Más notas de

Alejandro Bercovich

El Fondo en todas partes y al mismo tiempo

El Fondo en todas partes y al mismo tiempo

El pacto con el FMI se secó y enciende la interna oficialista

El pacto con el FMI se secó y enciende la interna oficialista

De dólares futuros y angustias presentes

De dólares futuros y angustias presentes

Reproches y mezquindades de un desbande generalizado

Reproches y mezquindades de un desbande generalizado

Cien financistas buscan ofertas con la inflación al 100%

Cien financistas buscan ofertas con la inflación al 100%

De bombas, globos de ensayo y profecías autocumplidas

De bombas, globos de ensayo y profecías autocumplidas

Las elecciones y el difuso contorno de lo inexorable

Las elecciones y el difuso contorno de lo inexorable

Cuando sobrecumplir con unos es incumplir con otros

Cuando sobrecumplir con unos es incumplir con otros

La democracia, ante su crisis de los 40

La democracia, ante su crisis de los 40

2023 comenzó el martes

2023 comenzó el martes