Oportunamente, en "El conocimiento y el buen gobierno" (BAE Negocios, 16/01/2023), se reflexionó en derredor de las dos primeras décadas del corriente siglo.

La primera, 2002-12, correspondió a una en la que se construyeron momentos virtuosos para el conjunto de la sociedad, incentivando la armonía entre "el capital y el trabajo" y "lo grande y lo pequeño" .

La segunda, 2014-23, iniciada tras un año de transición (2013), está signada por un descontrolado déficit fiscal total, un permanente déficit del sector externo y la predominancia de la "tasa de interés" como "ordenadora general" del sistema, tendenciando la acumulación de capital hacia el "vector especulativo-rentístico". Los resultados, están "a la vista".

Naturalmente, ello podría asociarse al estudio de los ciclos económicos, asumir una posición "fatalista", y considerar que a un periodo de "bonanza" le continúa, necesariamente, otro de "desdicha".

O bien, entender con precisión que las malas decisiones tomadas durante los últimos diez años en Política Económica, entre otras razones, por una incomprensión:

  • del contexto internacional,

y

  • de las condiciones endógenas del desarrollo,

impactaron negativamente, no solo en los Ingresos Populares, sino también en la tasa de ganancia de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas, e incluso de los Grandes Conglomerados Empresarios del Sector Real de la Economía.

Ahora bien, lo singular de lo acontecido en el período 2002-12 (desde la disciplina que nos ocupa), es que a pesar del apogeo de la globalización, la puesta en valor de los "Vectores de Competitividad" (alimentos y energía) de la economía argentina produjo, en el entorno de un esquema de producción y trabajo, una década virtuosa.

Por el contrario, cuando comienza la emergencia de Modelos Nacionales en el orbe, pero son acompañados en el país por diagramas basados en los postulados socialdemócratas (último bienio del "Frente para la Victoria" y "Frente de Todos"), u Oligárquicos-Neoliberales (Gestión "Cambiemos"), los resultados fueron otros: una "década perdida".

Entonces, repasemos...

De la globalización a los nacionalismos

En su momento, en "El América First..." (BAE Negocios, 28/01/19), se rememoraba que, durante la presidencia de George W. Bush(1)(2001-2009) en Estados Unidos (EEUU), se alcanzó el desarrollo tecnológico que hizo posible el abaratamiento de los costos de extracción del "shale, gas u oil", facilitando la producción masiva de esos reservorios.

A partir de entonces, los EE.UU. pudieron participar, también, como oferentes en el mercado energético.

A su vez, aquel logro dio lugar a una drástica disminución de los costos primos unitarios de los bienes manufactureros, otorgando a las compañías norteamericanas mayúsculas "ventajas competitivas" para enfrentar a las de la Unión Europea -UE- (fundamentalmente Alemania) y de la República Popular China (RPC), que habían penetrado en su "zona de confort".

Así, con el paso del tiempo, y luego de madurar las nuevas condiciones de producción, recuperaría supremacía mundial el: "made in USA".

Ello sería perfectamente factible ya que, si para la UE y la RPC, hay un mismo "proveedor energético confiable": la Federación Rusa (FR); y otros "centralmente inestables": Medio Oriente y el Norte de África (que atraviesan situaciones, endógenas y exógenas, que les impiden aumentar los volúmenes de producción y transformarse en abastecedores de largo plazo), solo era necesario "alinear los intereses" entre los "nuevos ganadores": EE.UU. y la FR.

En "Otra cuota de la III Guerra Mundial" (BAE Negocios, 19/01/20), se expresó con nitidez que: "hay un tácito interés compartido entre esos dos países, ya que desean que la UE y la RPC no se abastezcan de energía fósil, a un precio que les permita volver a disputarle mercados al sector industrial norteamericano".

Esta "alianza objetiva" de Orden Uno, entre países que presentan economías con envergaduras disímiles y que respetan la mutua aptitud de "disuasión nuclear", entrelaza intereses diferentes a los prevalentes durante la "hegemonía globalizadora".

En esta "pulseada" entre "lo viejo y lo nuevo", es que se inscribe el debate al interior del Reino Unido de Gran Bretaña en búsqueda de su "salida" de la UE, a fin de recuperar "grados de libertad" en el diseño de su política económica.

La puesta en marcha del Nuevo Orden Internacional (NOI) puede ubicarse en el tiempo con la llegada de la Administración Trump (20/01/2017), tal cual fuera manifestado en "Estamos a ..." (BAE Negocios, 29/12/2019), con: el retiro de EEUU del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, la renegociación del NAFTA, la paralización de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y las regulaciones del comercio exterior, entre otros aspectos.

Ahora bien, la "velocidad de avance y de consolidación" (de lo naciente sobre lo perimido), que estaba condicionada por el tiempo de reemplazo de las cadenas de suministros imperantes en la globalización, no era la adecuada para algunos sectores de la dirigencia del país norteamericano, que consideraban una "alternativa más rápida y eficaz" el uso del "musculo militar".

Así, con la "administración Biden" (no es que "vuelve" lo "viejo", toma impulso lo "nuevo") irrumpe el "vector bélico", con trágicas consecuencias para aquellos territorios que son epicentros de su entrada en operaciones.

En esta línea, la construcción de dos medianeras:

  • una, en el territorio ucraniano, donde "dentro de occidente" se definen las zonas de influencia entre la FR y los EE.UU.,

y

  • la otra, en el Mar de China, a través de la cual el "Occidente Ampliado" fijará lo límites a la influencia de la República Popular China, establece condiciones internacionales que facilitan, al país, poder a futuro transitar...

Tres décadas ganadas

Para ello, como fuera mencionado en "El fracaso económico, determina el político" (BAE Negocios, 05/03/2023), no se puede continuar con el peligroso camino de ensoñamiento que "la política" ha adoptado, donde al mirarse en el espejo encuentra reflejados (al margen del posicionamiento) los mismos temas y prioridades: la brecha social y su amplitud, las candidaturas (con sus consecuentes internas), la construcción del discurso y su difusión (contratando a supuestos expertos en el conocimiento de una pretendida subjetividad colectiva), y otros de menor rango, como el vestuario o algún tipo de relación amorosa.

Por el contrario, la Supercrisis (2)que atraviesa la Patria, demanda un profundo debate sobre el derrotero a transitar para revertir el estado de situación actual.

En este sentido, la correcta lectura del "mundo por venir", no solo evitará la dilapidación de los medios asignados sino que, fundamentalmente, permitirá el incremento de la acumulación de capital que se deriva de exitosos emprendimientos empresariales.

En tal dirección, el histórico eje: Buenos Aires-Lima-Bogotá-Caracas, y su zona de influencia, es el ámbito adecuado, como "anillo contenedor", de la manufactura argentina que, en el marco extendido de la antigua doctrina: "América para los americanos", enfrente las pretensiones británicas sobre Malvinas y las francesas sobre la Amazonia(3).

En síntesis, un "mundo favorable" hacia las doctrinas "nacionalistas de inclusión" que "tienden puentes" y no "construyen muros", como señala Su Santidad Francisco, auspicia, como nunca antes, la implementación en estos lares de un Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS), con orientación a la producción.

Lic. Guillermo Moreno
Lic. Pablo Challú
Lic. Walter Romero

Agradecemos la colaboración de Marcos von Ifflinger

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Guillermo Moreno

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