Mundial Qatar 2022: Irán Vs Inglaterra, una lucha política de siglos detrás de un partido de fútbol
De la influencia británica en la antigua Persia a la disputa del petróleo y los reclamos por los Derechos Humanos del presente
Especial para BAE Negocios
El partido Inglaterra - Irán, el lunes 21 de noviembre, a las 10, en el estadio Internacional Khalifa, en el Mundial Quatar 2022, tendrá condimentos extra futbolísticos, más allá de la estrategia del juego de los dos equipos, uno europeo de gran nivel y otro asiático de mediana trayectoria. Los ingleses analizaban arrodillarse contra el racismo y llevar un brazalete contra la homofobia en Qatar, mientras que los jugadores iraníes podrían desafiar a sus autoridades, negándose a entonar su canción patria en protesta por la represión tras la muerte de la activista Mahsa Amnini en manos de las fuerzas policiales de Teherán.
La influencia británica y una hambruna que mató al 10% de la población
Este será el primer enfrentamiento futbolístico de la historia entre Inglaterra e Irán, pero lo cierto que la disputa entre ambas naciones viene de larga data y se remonta a tiempos imperiales. La antigua Persia, con su desarrollo cultural y expansión en oriente que le valió enfrentarse con los griegos —recordar Jerjes contra Leónidas en las Termópilas, 300 mediante; o la conquista de Alejandro Magno y su victoria sobre Darío III—, sus choques con el Imperio Romano, y la lucha contra los árabes, los cuales no solo conquistaron Persia sino que islamizaron la nación. En 1501, la dinastía Safaví trocó su adhesión del islam sunita, el mayoritario en la región, al "chiita", o sea, en aquellos que creen que Ali ibn Abi Tálib, primo y yerno del Profeta Mahoma (o Muhammad), es el sucesor y califa inmediato de la máxima figura santa del Islam.
Los seguidores de esta rama del Islam, que cree en la sucesión de “Alí” son llamados “chía”, como forma de denominarlo, “partidario de Alí”, fue trocando en “chiíta”. Persia, dinastía Kayar mediante, logró reunificarse y recobrar su poderío pero la influencia del imperio ruso, Francia y Gran Bretaña interferirían en su desarrollo. El siglo XVIII marcó la injerencia de esas potencias, haciendo que Persia perdiese territorios, sobre todo en la guerra contra los zares (1804 – 1813) en el Cáucaso, como Georgia, Daguestán, Azerbaiyán y Armenia.
A su vez la influencia británica en la economía trastocó la producción agraria, produciendo una gran hambruna entre 1870 y 1871, que generó una mortandad de casi el 10% de la población persa.
Los británicos descubrieron petróleo en Persia
A inicios del siglo XX, más precisamente en 1906, se da un proceso de “europeización”, se estableció la primera constitución y se eligió al primer parlamento. Pero dos años después los británicos descubrieron petróleo, hecho positivo para ellos y, paradójicamente, perjudicial, para los iraníes, ya que Rusia e Inglaterra se disputaron el control del país. A pesar que Persia fue neutral en la I Guerra Mundial fue ocupada por Rusia e Inglaterra. Lo mismo sucedió en la II Guerra Mundial. La excusa fue el control estratégico del petróleo.
Mientras en el poder local, en el período de entre guerras, ascendió en 1925 al poder Reza Pahlavi. Figura importante en la historia del país, ya que instauró la dinastía Pahlaví, cambió en 1935 el nombre de Persia por el actual de “Irán”, adoptó medidas económicas nacionalistas y modernizadoras, pero la presión rusa y británica, por sus contactos con el III Reich, lo obligaron en 1941 abdicar a favor de su hijo Mahammad Reza Pahlevi, y posteriormente exiliarse en Sudáfrica.
"Perón quiere el petróleo persa", tituló el New York Heard Tribune
Durante la posguerra estuvo en auge el movimiento nacionalista antibritánico, en contra de la injerencia extranjera en el petróleo iraní, tanto que se podría encontrar algún punto en común con la política de Argentina de aquellos años. “Perón quiere el petróleo persa”, tituló el New York Heard Tribune del 15 de enero de 1952, que revelaba las negociaciones que el Estado argentino sostenía con el Primer Ministro Mohammad Mosaddeq, vía el embajador argentino en Teherán, Benito Llambí, estrecho colaborador del mandatario argentino.
En sus Memorias, publicadas en 1997, Llambí detalló la orden de Perón de estrechar lazos entre América del Sur y Medio Oriente, impulsar un proyecto de cooperación militar argentino – iraní, y difundir el justicialismo, buscando una vinculación con el Frente Nacional de Mossadegh, que tenía como máximo objetivo político la nacionalización del petróleo.
Pero en 1953, Operación Ajax mediante, entre los servicios secretos británicos y norteamericanos, so pretexto de la influencia “comunista” del gobierno, Mossadegh sería depuesto como Primer Ministro, acusado de traición, y condenado a tres años de prisión.
En 1955, en el mismo año del golpe contra Perón, se firmó un pacto donde el Reino Unido y los Estados Unidos apoyarían al Sha y ayudarían a eliminar a sus enemigos. Mientras el Sha Reza Pahlevi y su esposa Farah Diba imponían la modernización, y salían en cuanta revista de espectáculos existía en el mundo, como símbolo de opulencia y refinamiento, beneficiando a los intereses ingleses y norteamericanos, sus opositores, encabezados por el ayatolá Ruhollah Jomeini, recién podrían revertir la situación imperante en el país a fines de los años ’70 del siglo pasado… pero eso es otra historia.
Irán – Inglaterra en Qatar 2022
Lo cierto que este partido de fútbol, en el marco del Mundial Qatar 2022, entre la disputa del petróleo del pasado, y los reclamos pro los derechos humanos del presente tiene un pasado con algo más que un simple juego entre 22 jugadores y arrastra un conflicto cuyo fin parece lejano.
* Pablo Vazquez es politólogo y
secretario del Instituto Nacional de
Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas