Un inicio (parcial) del año legislativo

Por Alberto Biglieri
Los inicios de sesiones ordinarias del Poder Legislativo en los tres distritos de más presencia mediática , me permitirán esbozar en estas líneas una guía para el lector no abogado , sobre la ley, su aplicación, las obligaciones públicas y el sistema republicano. Un mínimo resumen de ideas que desde la política y la Constitución, nos llegan a nuestras vivencias de todos los días en las dolorosas formas de inflación, cortes de energía, balas, narcoamenzas e inoperancia.
En consonancia , las constituciones de la Nación ( art 63) de la Provincia de Buenos Aires(art. 84) desde 1994, y la de la Ciudad Autónoma (art. 74) desde 1996, establecen el inicio del periodo ordinario de sesiones legislativas el 1 de marzo de cada año.
Entre los 1 de Marzo y fines de noviembre en la Provincia y la Nación y hasta mediados de Diciembre en la Ciudad de Buenos Aires se desarrollan los períodos ordinarios de funcionamiento del Congreso y las legislaturas.
Con características especiales, cada uno de los tres sistemas contempla la posibilidad de funcionar en otra época, que se denomina periodo extraordinario. Puede ser habilitado por impulso de los propios legisladores, o, como en la mayoría de los casos, por los Poderes Ejecutivos que consideran urgente el tratamiento de determinadas cuestiones en los periodos vacacionales.
Así, el Congreso de la Nación fue citado por el presidente Alberto Fernandez para un maratónico verano que solo se redujo a unas horas. El ultimo día de febrero, la Cámara de Diputados se reunió para aprobar la enésima moratoria previsional. Cuando el mundo entra en debate sobre la longevidad, las expectativas de vida activa y lo añejo de las leyes previsionales pensadas en la misma época en las que el matrimonio era para toda la vida, y por ello indisoluble, acá seguimos subvencionando las deudas previsionales a cero esfuerzo, mientras la inflación supera el 100% anual. Morteros y piedrazos quedan a la espera de otro signo de gobierno.
Claro, el llamado a extraordinarias del "señor prescindente de la Nación" permitió la constitución de la Comisión de Juicio Político a la Corte Suprema de Justicia de la Nación y el show mediático correspondiente. Mientras, la misma Corte le dice al Congreso y a Fernández, que las jubilaciones no son ganancias. Deberán corregir el presupuesto y avisarle a los morteros y lanzadores de piedras que deberían aplaudir a los mártires de Roma (me gustó el apodo por el juego de iniciales con las de Romulo y Remo).
Habrán percibido a esta altura, que el largo verano sin tareas se debió a la críticadísima falta de quorum.
Mejor expresado: el muy criticado por el FPV, quite de presencias necesarias para sesionar (quorum), del que se hacen eco con una insólita manía antiminorías los medios de comunicación. Todos. Unos por kirchneristas, los otros por cambiemitas. Y los poquísimos independientes, por las dudas.
Esta coincidencia invita a pensar. O, efectivamente, no dar quorum es una violación a la república y esa verdad es absoluta, o, por el contrario es una absoluta mentira y, entonces, el oficialismo y la amplia mayoría de los medios deberían reelaborar sus líneas editoriales.
La necesidad de reunir un número determinado de legisladores para el funcionamiento legal de un cuerpo colegiado es una exigencia constitucional. Por lo tanto, escrachar, difamar u ocultar tras una crítica que se traduce en acuse de vago o falta de trabajo a un legislador que no da quórum, es un gigantesco engaño.
El quórum es el último refugio de las minorías para no convalidar los atropellos de las mayorías. Son los legisladores (Diputados en Nacion, Diputados y Senadores en PBA y Legisladores en CABA) la representación proporcional de la sociedad. De ahí que las constituciones les atribuyen las mayores responsabilidades sobre el presupuesto y los impuestos. La conformación del quórum necesario para sesionar y las mayorías indispensables para legislar dependen de consensos o de amplios apoyos electorales que hace una década que hemos deliberadamente abandonado.
Todo esto funciona relativamente bien, aunque los resultados sean calamitosos. Está ordenado por el sistema constitucional que rige desde 1994 e idearon Alfonsin y Menem. Tiene, a mi entender, un solo gran error unitario que es la elección directa del presidente. Ese sistema entronizó al AMBA como el gran elector, en desmedro del federalismo y del crecimiento de las provincias.
Ahora claro, con esta inflación, jubilando gratis, no previendo las nuevas proyecciones de vida, contando 1.000.000 de errores en el Censo (solo en La Matanza), abriendo la puerta de Latinoamérica a Rusia y con el mayor apagón de la historia, todo parece un relato de Bradbury o Asimov.
Son las personas y los dirigentes, no el sistema. La democracia republicana no ha sido superada. Pero si el corte de luz llega por la quema de pastizales para mayores utilidades del campo sin protección del medio ambiente y por la falta de inversiones que ahuyenta la inseguridad jurídica de un país en el que el mismo gobierno no cumple con los fallos en los que es condenado, y el prescindente escracha en el Palacio Legislativo a la Corte, el final estará más cerca de las Leyes de Murphy que de la esperanza constante.
En la mayor Provincia del país de Fernández no se dio inicio a las sesiones ordinarias. A Kiciloff se le cortó la luz, pero no importa. El dólar vale 200 y en la PBA los constituyentes previeron estos detalles : “Artículo 84.- Las Cámaras abrirán automáticamente sus sesiones ordinarias, el primer día hábil del mes de marzo de cada año y las cerrarán el treinta de noviembre.” (Parcial).
Los próximos inicios de sesiones tendrán , de mínima, dos nuevos jefes o jefas de los ejecutivos. Puede también que cambien todos