Igualdad en las empresas: por qué el Estado debe fomentar la inclusión de mujeres y personas LGBT+
El Gobierno presentó el Sello Igualar, una insignia que reconoce a las empresas que cumplen con una serie de puntos orientados a la igualdad de género. "Estar en términos igualitarios es un derecho, pero por estereotipos de género no llegamos", planteó una de las funcionarias encargadas

Por Martina Jaureguy
La igualdad de género en los espacios de trabajo aún es una meta lejana. Las diferencias entre hombres y mujeres en cuanto a trabajo registrado, salarios y condiciones laborales todavía son notorias. Comparar la situación de la población LGBTIQ+ es incluso más difícil, porque no hay datos oficiales. En este contexto, surge la necesidad de impulsar la inclusión de las mujeres y la diversidad en las empresas, con el Estado como impulsor para lograr, a largo plazo, cambios estructurales.
Como parte de una serie de políticas de género para incrementar la diversidad y la perspectiva de género en empresas, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad presentó el Sello Igualar, que busca alentar y reconocer a las empresas que se comprometen con la equidad. Consiste en un proceso de transformación dentro de las empresas hacia la igualdad entre géneros, en un plazo de seis meses, en el que deberán cumplir con una cantidad de políticas laborales para conseguir la insignia.
“Necesitamos que las empresas hagan su parte y den el ejemplo”, planteó a BAE Negocios la Subsecretaria de Políticas de Igualdad de la cartera de géneros, Lucía Cirmi Obón. Fue una de las impulsoras junto con la directora nacional de Articulación de Políticas Integrales de Igualdad, Marcela Cortiellas y la coordinadora del Programa Igualar, Rocío Lafuente.

Ya se está llevando adelante en empresas estatales, aunque también apuntan a las compañías privadas, sindicatos, cooperativas y otras organizaciones. “Está pensado para empresas con participación del estado, pero la idea es que llegue a todo el sector privado. Las empresas públicas tienen que tener políticas de igualdad activas, áreas de género, cupo trans, tienen que dar el ejemplo”, remarcó Cirmi Obón.
No es una medida aislada, sino que se inserta en la estrategia del Estado para trabajar en procesos de igualdad de género con políticas como las licencias igualitarias por maternidad y paternidad, el programa Registradas, los cupos laborales travesti/trans y medidas enfocadas al reparto equitativo de las tareas de cuidado.
Género y Números: economía y desigualdad
El Ministerio de las Mujeres es el encargado de coordinar el avance de las empresas en cuatro lineamientos, cuando entran en el programa: Área de Género; Tareas de cuidado; Inclusión; Prevención y erradicación de las violencias por motivos de género.
Para obtener el sello, las empresas deben cumplir con al menos algunas de las 25 políticas que plantea el programa. Sus principales objetivos son reducir la violencia de género y el acoso laboral, promover un enfoque de diversidad e incrementar la participación de las mujeres y personas LGBTI+ en el mundo del trabajo en condiciones de igualdad, en todo tipo de puestos, y en especial en los roles jerárquicos; romper con el famoso “techo de cristal”. Cirmi Obón insiste sobre este punto. Es que todavía hoy, en 2022, 9 de cada 10 personas en cargos directivos de las empresas son varones, según afirmó.
Por qué las mujeres no están
¿Por qué el Estado debe promover políticas para aumentar la participación de las mujeres en las empresas, en los cargos de mayor poder de decisión? ¿Por qué son pocas las que llegan a esos puestos sin un “empujón”? “Antes de preguntar por qué hay que darle lugar a las mujeres, hay que preguntarse por qué no estamos. Estar en términos igualitarios es un derecho, pero por estereotipos de género no llegamos”, enfatizó la funcionaria.
Por eso, el Estado apunta a promover un cambio estructural con este tipo de políticas. “Hay que hacerlo para que estemos en igualdad de condiciones, y eso se modifica a largo plazo. La equidad es mucho más profundo que alcanzar la igualdad en empresas, pero es necesario. Tenemos que transformar, tiene que haber lugar para todas. Nos interesa un cambio estructural, que ocurran cambios contundentes”, explicó.
¿Acaso si se implementan iniciativas de inclusión, se pone en juego la idoneidad para ocupar cargos? Este cuestionamiento suele surgir en el debate público cada vez que se habla sobre cupos o políticas de igualdad dentro de determinados espacios, como la administración pública, el Congreso o las empresas. “La idoneidad es una falsa dicotomía, porque en Argentina las mujeres tienen más certificaciones que los varones. Tenemos mucha presencia en las universidades, pero después no llegamos a los cargos jerárquicos”, planteó Cirmi Obón. La presión que surge en estudiantes mujeres de contar con más títulos para respaldar sus conocimientos en contraste con los varones es un fenómeno frecuente en las carreras de STEM, entre muchas otras.
La subsecretaria sumó que muchos sectores de la economía todavía tienen un sesgo de género porque “nos educan para que no nos interesen ciertos temas”. Sectores como la minería, energía, telecomunicaciones, finanzas, “están muy masculinizados y tienen muy buen salario”, por eso el Estado busca fomentar la diversidad de género entre sus empleados en esas áreas.
“Si las empresas no cambian sus políticas y no incluyen femineidades, terminan afectando a la feminización de la pobreza, porque nosotras no estamos”, lamentó la funcionaria. Durante la presentación oficial del Sello Igualar el martes de la semana pasada, el Ministerio de las Mujeres comparó que una persona que trabaja en el sector de la minería (donde la mayoría de los empleados son varones, un 87,8%) gana 12 de veces más que alguien que trabaja en servicio doméstico (sector de abrumadora mayoría femenina, 97,2%).
Mientras un minero gana $487.000 por mes, una empleada doméstica cobra $43.000. Salud y educación son otros dos sectores mayormente femeninos en los que los sueldos son muy bajos. A nivel general, en 2022 los hombres ganaron un 28,1% más que las mujeres en promedio, según datos de la Encuesta Permanente de Hogares.
Reconocer y dar beneficios a las empresas por su compromiso con la mirada de género a nivel integral es un paso más que el Estado da en la carrera por lograr la igualdad en el largo plazo. “El Estado tiene que marcar el rumbo de la economía, las empresas con participación del estado tiene que liderar la transformación. Innovar también es ser empresas más inclusivas e igualitarias”, señaló Cirmi Obón. Y remarcó que además de tomarlo como un compromiso ético, las empresas deben verlo como una transformación que puede ser beneficiosa para sus negocios. “Cuanto más avanzan en esto, más producen y más ganan. Hay que pensarlo como una estrategia a largo plazo”.