Los dólares financieros dispararon los costos empresarios en diciembre
La suba de los bienes importados traccionó, junto con los productos del agro, a la inflación mayorista durante el último bimestre del 2022, en una canasta que refleja principalmente las subas en insumos transables. En el cierre del año, ese factor de la inflación, que puede presionar a futuro, no perforó el piso del 6%
La inflación mayorista estuvo bien por encima del IPC en el cierre del 2022: en diciembre fue de 6,1% y terminó el año sin poder perforar la barrera del 6%. El número da cuenta, en buena forma, de la dinámica de los costos empresarios transables. Así, en la tarde del miércoles, a horas del anuncio de la nueva herramienta que el Gobierno tendrá, a través de la recompra de bonos, para intervenir en el mercado cambiario financiero, el Indec publicó un dato clave para darle dimensión a la importancia de poner un ojo en la brecha, la expectativa de devaluación y su impacto en la inflación. Y es que los que lideraron, junto a los productos del agro, fueron los bienes importados, donde la incertidumbre cambiaria impacta en los costos de reposición proyectados.
Lo explicó LCG a través de un informe en el que analizó los datos publicados por el Indec: “Los productos importados se incrementaron un 8% mensual y alcanzaron el mayor aumento en términos anuales (99%; 4 puntos por encima del nivel general), observándose un aumento incluso por encima del ritmo de devaluación, posiblemente explicado por un costo de reposición esperado más elevado”.
Además, la consultora agregó: “Para 2023 esperamos que los precios mayoristas continúen evolucionando levemente por encima del índice minorista, por lo que proyectamos una variación en torno al 110% punta a punta (8 puntos por encima del IPC proyectado). Esto respondería a una continuidad y profundización en la restricción sobre las importaciones, un esquema de tipos de cambios múltiples que no favorece la coordinación de expectativas y un mantenimiento en el ritmo de devaluación del dólar oficial, que esperamos continúe acompañando los precios mayoristas”.
La dinámica de los precios mayoristas superó por bastante a la de los minoristas. En ese sentido, vale destacar que los primeros reflejan una canasta de productos en la que tiene una incidencia importante el componente de insumos productivos transables, es decir los costos de las empresas. Y los segundos refieren puramente a los precios que pagan los consumidores, el mentado IPC, que tuvo incrementos de 4,9% y 5,1% en noviembre y diciembre.
Los mayoristas estuvieron por arriba, con incrementos de 6,3% y 6,1%, siempre de la mano de unos precios importados, que reflejaron, en parte, el impacto en los costos de reposición de las restricciones cambiarias. Así, los importados subieron 8,2% en noviembre y 8% en diciembre. Con todo, en el último bimestre, mientras el IPC acumuló un alza de 10,2%, los mayoristas subieron 12,8%, de la mano de unos importados que aumentaron 16,8%.
De esa forma, con un último bimestre en el que aceleraron con mucha más fuerza, los costos empresarios llegaron a empatar a un IPC al que estuvieron corriendo detrás durante todo el año. Por es, la variación interanual fue de 94,8%, igual a la de los minoristas. Un empate sobre la hora.
Para LCG, el dato de que los costos de las empresas hayan estado por encima del 6% mensual, con Precios Justos en plena vigencia, da la pauta de que pueden haber remarcaciones fuertes una vez que esos programas terminen: “A pesar de la aplicación de programas de control de precios, que impactan en los precios minoristas y pueden llegar a influenciarlos en el corto plazo, la inflación mayorista continúa navegando en torno al 6% mensual (101% anualizado), indicando posiblemente cierto retraso a corregir al final del programa”.