El balance comercial dejó un saldo positivo en enero, pero lo cierto es que el resultado fue magro y de apenas USD296 millones, una baja de 72% respecto al mismo mes del 2021. Van tres meses al hilo en los que el saldo queda en niveles mínimos. La cuenta es clave porque del balance de bienes es de donde el Gobierno deberá conseguir principalmente los dólares necesarios para cumplir con el requerimiento del FMI acerca de una acumulación de USD5.000 millones de reservas. Enero fue, de la mano pura y exclusivamente del precio de los commodities, el arranque de año con mayor nivel de exportaciones desde el 2008. Sin embargo, las importaciones crecieron al triple de velocidad.

Aunque siempre es clave, en el marco del acuerdo con el FMI está claro que el superávit comercial será fundamental. El año pasado, con un positivo de casi USD14.750 millones, el BCRA no logró conservar ni un solo dólar en sus arcas. Para este año, aunque los precios internacionales darán una mano importante, la expectativa es una caída, cuya magnitud varía según el economista que lo calcula: para Abeceb habrá un interesante superávit de USD12.000 millones, una baja de 20%; para LCG será de USD8.000 millones. Casi una reducción a la mitad.

El problema no termina ahí sino que además el análisis sobre el balance comercial deberá tener en cuenta el impacto sobre la actividad. La industria en particular, y la actividad económica en general, precisa de la compra externa de insumos para seguir funcionando y creciendo. Y del nivel de exportaciones que se registre durante el año, dependerá la cantidad de restricciones a la importación que deba implementar un Gobierno obligado a captar dólares para cumplirle al FMI.

Desde Abeceb destacaron: “Mantenemos nuestras proyecciones de importaciones en niveles de USD 66.000 millones, en el marco de una economía que se recupera demandando más importaciones, aunque limitadas por restricciones. En consecuencia, ante el nivel más elevado de lo esperado de importaciones en enero, habrá que monitorear el impacto de posibles nuevas restricciones”.

Para las exportaciones las proyecciones son positivas y apuntan a un nivel similar al del 2021, en torno a los USD78.000 millones. La reaparición de las lluvias y sobre todo la tendencia hacia arriba de los precios internacionales son la clave. De hecho, durante enero las exportaciones medidas en cantidades registraron una caída de 6,3%. Fueron los commodities, con un incremento de 20,5%, los que salvaron las papas. Sin ese efecto (e imaginando que el Gobierno no limitaba importaciones frente a un panorama de déficit comercial, escenario improbable), se hubiese registrado un negativo de USD47 millones, tal como calculó Abeceb.

Cabe destacar, sin embargo, que enero comparó con una apertura del 2021 en el que hubo un récord de ventas externas, ya que en diciembre del 2020 el paro de actividad portuarias, sumado a cierta sensación de que finalmente no iba a haber devaluación por parte del campo, que venía reteniendo en ese cierre de año, había generado una suerte de boom exportador. Había quedado una base de comparación difícil de superar.

Por el lado de las importaciones pegaron con fuerza los precios de los fletes, tal como destacó Ecolatina: “Vale destacar que el valor de las importaciones luce abultado en parte producto del encarecimiento del costo del flete internacional. El mismo exhibe un incremento superior al 120% respecto a igual mes del año pasado y de 46% en los últimos cinco meses. En este sentido, el INDEC estima que este efecto incidió en casi 8 puntos sobre la suba del precio de las importaciones”.

La consultora agregó: “El sector externo continúa sumando interrogantes para el futuro inmediato. En primer lugar, las perspectivas de una cosecha regular con importantes riesgos a la baja se mantienen por el lado de las cantidades. Si bien este efecto por el momento se estaría compensando con precios favorables, ya que el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia continúa impulsando al alza los commodities, las acciones de la FED en materia de política monetaria, con suba de las tasas de interés, implican riesgos adicionales".

Y cerró: "También aparecen dudas en lo que refiere al costo de la energía a nivel mundial, lo que podría complicar aun más durante el invierno. También es un interrogante lo que ocurra con el crecimiento en el precio de los fletes. El desenvolvimiento de estos factores externos determinará el margen con el que el país contará para financiar sus importaciones, necesarias para mantener el nivel de actividad, especialmente industrial”.

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Mariano Cuparo Ortiz

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