Fin de semana tranquilo en los cines para cerrar un muy buen enero
El estreno de Mary Poppins se quedó con el primer puesto
El último fin de semana de enero mostró números mucho más compatibles con lo que habitualmente es la temporada de los que habían aparecido semanas atrás, en parte por el enorme récord que tuvo hace quince días el largo animado de Dragon Ball. De todos modos, la taquilla del mes aparece como de las mejores para un enero desde que hay estimaciones normalizadas de las recaudaciones, y es probable -dado que hay algunos tanques familiares- que se mantenga con buen ritmo en febrero. De jueves a domingo se vendieron por encima de los 400.000 tickets, una cifra nada espectacular pero tampoco descorazonadora para la altura del mes. Eso sí, ninguna película superó las 100.000 entradas.
En primer lugar quedó el estreno El regreso de Mary Poppins, nueva entrega revisionista de Disney, protagonizada esta vez por Emily Blunt. En promedio, quedó mucho mejor que la segunda, el largo animado Wifi Ralph, también de Disney, que tuvo más pantallas. El tercer puesto también fue para una película distribuida por Disney aunque con target más adulto, Glass.
Algo curioso sucede con la tabla y es que, si bien no hay películas que "revienten" cines a esta altura, el décimo puesto tiene más de 16.000 entradas vendidas. Es decir, la concurrencia está más "pareja". La película que sigue vendiendo es Bohemian Rhapsody, que quedó con un puñado rendidor de pantallas y aún llena funciones los fines de semana. Habrá que ver si resiste en los cines hasta los Oscar (ya hay un sistema de televisión on demand que la ofrece en alquiler) y dado que tiene posibilidades de llevarse el premio mayor de la Academia (por lo menos tiene en la bolsa, casi seguro, el de Mejor actor, dado que Rami Malek acaba de ganar el premio del sindicato de actores de los EE.UU.) existe una fuerte posibilidad de que su audiencia "rebote". Por ahora, es imposible que llegue a los dos millones de espectadores, pero dadas las sorpresas que ha dado en la taquilla local, nada es imposible.
Como era previsible, el mega éxito de hace quince días, Dragon Ball Super: Broly, que arrancó con 375.000 espectadores, se desinfló muy rápido, aunque sumó la mucho menos que despreciable cifra de casi 750.000 entradas vendidas (por encima de tanques como Ant-Man y La Avispa, por ejemplo, y casi lo mismo que Thor-Ragnarok en 2017). Es un fenómeno "de fans" que se quema rápido: todos quieren ver el filme en los primeros días. De cualquier manera, sirvió para que este enero estuviera por encima de la media, incluso si no pasará el millón de tickets.
Hablando de fenómenos de fans, el recital filmado de la banda coreana BTS quedó en el cuarto puesto de la tabla, con decorosos -casi- 50.000 asistentes. El sábado fue lo más visto del día por lejos, aunque después de cayó. El grupo de K-Pop tiene una audiencia fiel que proviene de Internet -la serie sobre la banda se ve en YouTube Red, por ejemplo- y ese público es importante a la hora de decidir taquilla, dado que no suele ir al cine salvo que encuentre una experiencia que multiplique la emoción de lo que ya consume vía web. En el éxito de BTS -y en el de Dragon Ball- hay un atisbo de cómo puede funcionar el negocio en el futuro inmediato.