El arrollador aumento de los precios de los alimentos del último año, que se profundizó a partir de la guerra en Ucrania, está llevando a replantear algunas tendencias de los últimos años, a tal punto que ya hay quienes hablan de una "desglobalización" que permita a muchos países bajar los valores de los productos de primera necesidad.

Y esto debido a múltiples factores, el primero de los cuales es que tanto Rusia como Ucrania se ubican entre los más importantes productores de recursos agrícolas del mundo, por lo que el conflicto que atraviesan puede multiplicar la vulnerabilidad y la volatilidad del sector, advirtieron desde las Naciones Unidas.

Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) señaló que en 2021 ambos países se ubicaron entre los tres principales exportadores mundiales de trigo, maíz, aceite y semillas de girasol, y canola, mientras que Rusia es el principal exportador de fertilizantes nitrogenados del planeta.

"Muchos países son altamente dependientes de alimentos y fertilizantes importados, incluidos varios entre los grupos de países menos desarrollados o países de bajo ingreso con déficit alimentario, ligados a Ucrania y Rusia en el suministro de alimento para alcanzar sus necesidades de consumo", identificó la FAO.

"Muchos de estos países, incluso antes del conflicto, han estado batallando con los efectos negativos de los altos precios internacionales de alimentos y fertilizantes", agregó el órgano internacional,.

Vinculados a la producción de granos e insumos, los fertilizantes son clave en el proceso agrícola y la actual situación geopolítica podría generar un aumento hasta del 13% en el costo de estos recursos, según estimaciones de la oficina alimentaria de Naciones Unidas, que resalta que el mundo debe hacer un esfuerzo para garantizar el funcionamiento de las cadenas de suministro y evitar así problemas de desabastecimiento, vulnerabilidad social y escalada de precios.

Tendencias

La recomendación de la FAO llega en medio de una política general de desglobalización que se está observando en el panorama internacional, en el que las economías buscan reducir los riesgos que implica depender de insumos extranjeros o de la producción global localizada en puntos geográficos diferenciados, indica la agencia Sputnik.

Para evitar la aplicación de restricciones que perjudiquen a los actores de los sistemas agroalimentarios, los responsables de las políticas deben entender cómo funcionan e interactúan los sistemas, dice el organismo, que agrega que la coherencia de las medidas que se tomen  es esencial. Y da un ejemplo con las subvenciones, que pueden proporcionar alivio inmediato y a corto plazo a los productores agrícolas, pero reducen su capacidad de adaptarse a las perturbaciones cuando estas se producen. 

Las políticas también deben ser sostenibles fiscalmente. Para responder al reto que plantea la coherencia de las políticas, debe implicarse a las instituciones públicas de todos los sectores pertinentes y de diferentes niveles, dice la FAO, para quien los instrumentos existentes de gestión de desastres y riesgos en las leyes, políticas y reglamentos nacionales podrían adaptarse a las cadenas de suministro de alimentos para ayudar a las partes interesadas a funcionar de manera más eficaz y colaborativa dentro de los sectores y entre ellos. Es necesario también que las políticas creen un entorno propicio para ayudar a los productores y los agronegocios a adoptar herramientas empresariales que mejoren la resiliencia.

Seguridad

El gran tema es que la guerra en Ucrania pone en riesgo la seguridad alimentaria mundial, así como la recuperación económica tras la pandemia de covid-19, expresó el director general de la FAO, Qu Dongyu.

El mundo "ha sufrido el impacto de los efectos de la guerra en Ucrania, en los precios de los alimentos y fertilizantes" que están al alza, dijo durante la apertura de la 37 conferencia para América Latina y el Caribe de la FAO.

"Esto amenaza a los consumidores y productores, y también puede afectar a la recuperación económica tras la pandemia", añadió el director de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Sostuvo que las consecuencias "podrían ser aún peores, dependiendo de cómo se desarrolle el conflicto" y llamó a "proteger a la gente del hambre".

Qu Dongyu llamó a identificar acciones multilaterales claves para reducir el impacto de la "crisis" por el encarecimiento de alimentos.

"Ningún país será suficientemente grande o poderoso como para abordar este problema solo", advirtió.

Destacó que Latinoamérica y el Caribe, con unos 650 millones de habitantes según la ONU, produce suficientes alimentos en términos calóricos para mantener la vida de unas 1.300 millones de personas.

"Pero para 2050 eso ya no será suficiente. Deberemos sustentar a casi 10.000 millones de personas" a nivel mundial, agregó.

Indicó que la región es la más biodiversa y posee una riqueza única, que representa un 13% de la producción mundial agrícola y pesquera, además de un 34% de los recursos de agua dulce del planeta.

Empero, "la pandemia ha golpeado duramente América Latina y el Caribe. El hambre, la inseguridad alimentaria, la obesidad y la pobreza van en aumento, y los recursos naturales y el ecosistema se enfrentan a la degradación", alertó.

Desdolarizar

Las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea a Rusia son otro de los elementos que están impulsando fuertemente una desglobalización, debido a que entre las medidas para castigar el conflicto en Ucrania se congelaron las reservas internacionales en dólares de Moscú, a la vez que se lo suspendió del uso del sistema internacional SWIFT.

De ahí la exigencia rusa de que Europa comience a pagar en rublos sus importaciones de gas ruso, ya que de otra forma "es como si les estuviéramos dando el gas gratis, y no estamos para hacer caridad" dijo Putin en rueda de prensa al comunicar la medida.

Los recientes acuerdos entre China e India para mantener su comercio bilateral en yuanes y rupias es otro paso en la dirección desglobalizadora, lo mismo que los contactos de ambos gigantes asiáticos con Rusia para incluir al rublo dentro de ese esquema monetario. Beijing también anticipó que comenzará a pagar en yuanes las importaciones de petróleo de Arabia Saudita, con lo que otro jugador relevante de Asia se incorpora a una tendencia desdolarizadora creciente.

Analistas internacionales señalan que los congelamientos de las reservas en dólares aplicados a Irán, Afganistán y ahora a Rusia no hacen otra cosa que generar una creciente desconfianza en el dólar, ya que evidencia que tener reservas en dólares es ubicarse bajo la soberanía y las decisiones de los Estados Unidos.

¿Estará a tiempo (y tendrá la intención) Occidente de frenar estas tendencias a la desglobalización y a la autosuficiencia que amenazan con fragmentar nuevamente el comercio internacional? Por el momento, todo está por verse.