En momentos en que el mundo empieza a vislumbrar cada vez con más claridad la posibilidad de convivir un tiempo más largo del pensado con altos niveles de inflación, asoma también el fantasma del estancamiento económico, y la combinación de los dos factores en un único marco: estanflación.

Para esta semana se esperan cifras de la economía estadounidense que confirmen el freno tanto del consumo como de la producción, mientras que en la Unión Europea, y también en el resto países del mundo, ya comienza a notarse la combinación entre estancamiento económico y la alta inflación.

Esta situación ya fue vivida a nivel mundial en los años 70 y principios de los 80. Y la principal economía del mundo, los Estados Unidos, para frenar el brote inflacionario aplicó algo en lo que la Reserva Federal (Fed)  está pensando de nuevo por estos días: la "Solución Volcker", llamada así debido al autor de las políticas de esos momentos, el por entonces titular del banco central estadounidense, Paul Volcker.

Puntos en común

El término "estanflación" fue hecho popular por el ministro de Economía británico de ese momento, Ian Mcleod, en 1965. "Ahora tenemos lo peor de ambos mundos: inflación por un lado y estancamiento por otro", destacó el funcionario inglés.

En ese contexto, los consumidores sufren los efectos de la situación por el alza de los precios que los pone en aprietos para llegar a fin de mes, a la vez que las empresas pierden competitividad ante la baja demanda de sus productos frente a otros mercados emergentes, y esto lleva a un tercer aspecto: el cierre de empresas y la consecuente desocupación, con el correlato de más pobreza y mayores tensiones sociales.

Los procesos inflacionarios de entonces y el de ahora tienen puntos en común. En primer lugar, las interrupciones de la oferta provocadas por la pandemia y el reciente shock de la oferta en los precios de la energía por la guerra en Ucrania se asemejan a los shocks petroleros de 1973 y 1979-80, si bien los precios del petróleo actuales están un poco por debajo de los que alcanzaron tras el embargo decidido en esos años por la OPEP.

En el caso de la suba de los precios, los datos son similares. En agosto de 1979, cuando Volcker asumió la presidencia de la Junta de la Reserva Federal, la tasa de inflación media anual en Estados Unidos era del 9%. En contraste, el último dato de mayo nos muestra una inflación anual del 8,6%, la más alta desde diciembre de 1981, señala Marc Fortuño, en El Blog Salmón.

En esos momentos, la inflación había subido tres puntos porcentuales en los 18 meses anteriores y todo indicaba que iba a seguir subiendo (así ocurrió, alcanzando un máximo del 11% a principios de 1980). La situación actual es similar, aunque con más velocidad, ya que en septiembre de 2021 la inflación anual era del 5,4%, con lo cual la suba de tres puntos se dió en apenas ocho meses.

Altas y bajas

Aunque esas cifras parece un juego de niños vistas con ojos argentinos, bien vale poner un poco de contexto. En 1964, la inflación en EEUU era del 1% y el desempleo rondaba el 5 por ciento. Diez años después, la inflación estaría por encima del 12% y el desempleo superaba el 7 por ciento. Para el verano boreal de 1980, la inflación estaba cerca del 14,5% y la desocupación trepaba al 7,5 por ciento.

¿Qué hizo Volcker? Las medidas de política de la Fed de Volcker en 1979 y 1980, incluido el célebre anuncio de octubre de 1979 de nuevos procedimientos operativos con mayor énfasis en el dinero, apuntaron a contener la inflación ante el fuerte aumento de las expectativas en ese sentido.

En el transcurso de 1980, los tipos de interés se dispararon, cayeron brevemente y luego volvieron a subir. En 1979, los tipos pasaron del 10,5% en el momento de la asunción de Volcker al 17,5 % en abril de 1980, luego de lo cual hubo una primera recesión.

La actividad crediticia cayó, el desempleo subió hasta el 7,8% y la economía entró en una breve recesión entre enero y julio, con una contracción del 2,2% del PIB. La inflación cayó pero seguía siendo alta incluso cuando la economía se recuperó en la segunda mitad de 1980.

Esta breve recesión terminó formalmente cuando la Fed redujo los tipos al 9,5% en agosto de 1980, pero la inflación se mantuvo alta. En noviembre de 1980, la inflación seguía siendo superior al 10% anual.

A fines de ese año, el movimiento fue contundente, los tipos de interés se dispararon y en julio de 1981 llegaron hasta el 19%. Como resultado de la política monetaria restrictiva junto con una fuerte recuperación de la recesión. Esta vez, el movimiento contra la inflación fue sostenido.

La economía volvió a entrar en recesión en julio de 1981, ésta duró hasta noviembre de 1982 y fue la mayor caída acumulada del empleo y la producción en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, con una contracción del PIB del 2,9%. El desempleo alcanzó su punto máximo en casi el 11 por ciento.

Recetas

A pesar de todo, Volcker resistió a las repetidas demandas en el Congreso de cambiar de rumbo: había que matar a la inflación. Y la evidencia posterior mostró que estaba en lo cierto, ya que para octubre de 1982, la inflación se había reducido al 5%.Volcker había ganado la partida. No obstante, el desempleo se mantendría por encima del 10% hasta mediados de 1983.

Por estos días, el actual titular de la Fed, Jerome Powell, se enfrenta a un dilema similar: la agencia Bloomberg recordó hace pocas semanas la severa política monetaria que Volcker instrumentó hace 40 años para frenar la inflación, calificándola como una "dura medicina", que además tendría efectos más allá del territorio estadounidense, ya que una suba de tasas de la Fed repercutirá en un aumento del endeudamiento de países emergentes como la Argentina, pudiendo llevar a una nueva crisis de deuda de nivel global, y a nuevas tensiones económicas y sociales en la post pandemia.

La Fed ya implementó una fuerte suba de 75 puntos básicos en su última reunión, la más alta desde 1994, y se espera un aumento similar para la semana que viene. La gran pregunta es si alcanzará con esto o habrá que acudir a una "solución Volcker" más potente y de mayor duración.

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