Moda y música: dos industrias cada vez más conectadas
La moda se volvió un pilar fundamental en la identidad -y en la facturación- de muchas figuras del mundo de la música, ¿por qué son tan exitosas y cada vez más frecuentes?

Por Juana Maldonado
Los artistas ya no hacen solo canciones. La industria de la música no es suficiente en un mundo interconectado por todas partes y el negocio de la moda parece ser el preferido de quienes ya ganan millones de dólares con sus discos.
Las colaboraciones o campañas siempre existieron, pero en el último tiempo cada vez son más las marcas de indumentaria que lanzan cápsulas cocreadas por una famosa figura. Lo mismo pasa con quienes aprovechan su popularidad internacional para idear su propia firma con conceptos definidos muy fuertemente.
Lo que le toma a cualquiera que crea su marca posicionarse o establecer su identidad dentro de la industria, a un artista le tomaría segundos. Es una persona conocida, sabemos de su música y sus letras, recordamos cómo se viste y qué valores pregona. Por eso es que es tan fácil para un artista lanzarse al mundo de la moda, además de que tengan una base de publicidad y comunicación ya hecha con sus miles de seguidores, claro.
Un negocio que todavía no está muy desarrollado en Argentina, en Estados Unidos es casi imposible pensarlo por separado. Basta con nombrar a Rihanna, Kanye West, Lizzo, Tyler The Creator, Justin Bieber y la lista podría seguir por sí sola.
Artistas en la industria de la moda
La cantante de "Umbrella" tiene una fortuna estimada en 1,4 mil millones de dólares, cuya mayor parte se debe a Fenty Beauty y Savage for Fenty, las líneas de belleza y lencería de Fenty, firma de que la posee el 50%. Esta incursión ha llevado a Rihanna a ingresar a la lista de multimillonarios y ser la cantante femenina más rica del mundo.

Mientras el famoso, pero ya no tan popular desfile de Victoria's Secret se llevaba a cabo con modelos extremadamente hegemónicas y flacas, la cantante y empresaria propuso el "fashion show" de Savage con modelos negras, de todas las identidades sexuales y con cuerpos que se parecen más a los nuestros. No sorprende, sabiendo de quién viene.
Algo similar ocurre con Lizzo, que si bien está cansada de que la asocien con el "activismo" solo porque es negra y gorda, lo cierto es que su marca Yitti de ropa interior y deportiva ajustable busca serle útil a todos los cuerpos porque se estira y le entra a todo el mundo. Más que una activista, la autora del éxito "It's about damn time" en Spotify y YouTube, se está convirtiendo en toda una empresaria.

Harry Styles es el dueño de Pleasing, una marca de indumentaria y productos de belleza sin género y límite de edad. Al igual que el cantante, la marca intenta romper con los estereotipos y en sus campañas muestran a señoras luciendo el esmalte de uñas que él mismo utiliza y señores con los coloridos buzos de diseño floral.
Drew House es la marca de Justin Bieber, fundada en 2018. Su logo es una cara feliz amarilla y en general emplean colores cálidos para transmitir alegría y comodidad. Abundan los pantalones, remeras y buzos oversize con una estética skater, que caracteriza al cantante canadiense.
La moda y la música son dos ramas del arte que tienen mucho potencial para expresar, quizás por eso congenian tan bien en la industria y logran facturar millones alrededor del mundo. En todos los casos, más allá de su ética o política empresarial, se puede notar que las marcas van completamente alineadas con la identidad de estos artistas e incluso con los temas que componen. La moda y la música se retroalimentan en la personalidad de estas figuras, ¿por qué no lo van a hacer en los negocios?