JxC busca disimular tensiones ante la estrategia del Gobierno de diálogo selectivo
Abundan los resquemores pero intentan no ceder al juego del oficialismo. La UCR no rechaza una mesa de diálogo nacional pero advierte: "resta saber qué quiere De Pedro". En PRO señalan que todo debe pasar por el Congreso

Por Gabriela Vulcano
La convocatoria al diálogo del Ejecutivo nacional generó tensiones y reproches cruzados dentro Juntos por el Cambio, en especial entre el radicalismo y PRO. Los llamados que empezaron a recibir la semana pasada algunos dirigentes radicales por parte del ministro del interior, Eduardo De Pedro, fueron leídos en la alianza opositora como un intento del gobierno de Alberto Fernández de aprovechar las contradicciones internas para profundizar las divisiones. El dilema que se les presenta por estos días es principalmente uno: hay que circunscribir las conversaciones con el oficialismo al ámbito parlamentario, tal como lo vienen planteando hace tiempo; o abrir el juego y volver al frágil consenso que emergió en los primeros meses de la pandemia.
La reacción inicial de Juntos por el Cambio ante la propuesta del Gobierno fue de desconfianza. También de sorpresa, debido a que esperaban que el presidente se pusiera en contacto con la dirigencia de la coalición opositora apenas se conoció el atentado a la vicepresidenta, Cristina Kirchner. Por el contrario, no sólo no hubo comunicación alguna, sino que además, según sostienen, el jefe de Estado los responsabilizó por lo sucedido el 1 de septiembre último.
A fines de la semana pasada, De Pedro decidió llamar al gobernador de Jujuy y titular de la UCR, Gerardo Morales, con quien suelen tener diálogo fluido en el Ejecutivo nacional; y también a los diputados radicales Facundo Manes -el único legislador de Juntos por el Cambio que se negó a firmar el pedido de juicio político a Alberto Fernández- y Emiliano Yacobitti, socio político del senador Martín Lousteau.
Morales se comprometió a “trasladar al partido” la propuesta del funcionario nacional para después pasar por el filtro de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio. Atento a los recelos que despertó entre sus aliados su charla con el ministro, planteó que es necesario “institucionalizar” la mesa de diálogo. En esa línea, desde su entorno destacaron que “de ningún modo se avalará ni firmará cualquier cosa” y que “todavía resta saber qué quiere” De Pedro.
Hasta el viernes, nadie del Gobierno había levantado el teléfono para hablar con el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta; tampoco con la presidenta de PRO, Patricia Bullrich; ni el jefe del bloque de diputados de ese partido, Cristian Ritondo. Las cosas siguieron más o menos igual durante el fin de semana, más allá de algunos breves contactos entre funcionarios nacionales y porteños. De todos modos, desde ese espacio le hicieron saber al oficialismo que el único lugar para “conversar” es el Congreso.
“Qué raro, llamaron rápido a tres radicales y a ninguno de PRO. ¿Por qué será?”, dijo uno de los principales referentes de PRO. El enojo con Morales no se circunscribe a la disponibilidad que mostró estos días para sentarse a conversar con la dirigencia del Frente de Todos. Son varios los que creen que cada vez más está camino a autonomizarse en cuanto a la estrategia a seguir de cara a 2023. Según plantean, una muestra de ello es que resolvió firmar -al igual que el mandatario de Corrientes, Gustavo Valdés- una carta de repudio al ataque a la vicepresidenta, Cristina Kirchner, junto al resto de los gobernadores del Norte Grande. Ningún otro dirigente de peso de Juntos por el Cambio hizo algo así, por el contrario, desde ese espacio vienen denunciando que el Gobierno está haciendo un “uso político” del hecho.
“El kirchnerismo está buscando dividirnos, pero no lo logrará”, dicen desde el ala más “blanda” de PRO, mientras que los llamados “halcones” critican a Morales por su cercanía al Gobierno. Salvo algunas voces, en el radicalismo piensan que es necesario “bajar los decibeles” para ir a un esquema más parecido al de hace dos años. “Si pudimos en plena pandemia sentar en una mesa al presidente con Rodríguez Larreta, Axel Kicillof y el resto de los gobernadores, incluidos los de nuestro partido, ¿por qué ahora no, que la situación política es más grave?”, expresaron cerca del titular de la UCR.
En su paso por Córdoba este fin de semana, el mandatario porteño también pidió trabajar para dar “un mensaje de unidad” que termine con la grieta y se diferenció una vez más del discurso de la presidenta de PRO. “Mis diferencias con Patricia Bullrich, si son bien manejadas, nos enriquecen. Si la gente quiere en Argentina a un candidato muy extremo, yo no voy a ser. No voy a transformarme en algo que no creo para que me voten porque ese camino lleva al fracaso”, dijo Rodríguez Larreta.
Aún así, en el difícil equilibrio para contener a “halcones” y moderados, el alcalde responsabilizó al Frente de Todos por la situación actual. “El Gobierno tuvo la oportunidad de promover un mensaje de unidad. En lugar de eso optó por profundizar las divisiones, las antinomias. Estoy convencido de que no es lo que la Argentina necesita”, concluyó.