Desde diferentes sectores y miradas vinculadas al trabajo y los salarios en el país la cuestión de los bonos a trabajadores privados y estatales asomó como medicina de uso excepcional e incluso los analistas coincidieron en cuestiones de fondo. La corrosión del salario real tiene protagonismo de severo impacto en el sector de trabajadores registrados y sobre todo en la mensura de los hombres y mujeres que, además de carecer de representación gremial, afrontan los riesgos de trabajar en negro.

BAE Negocios realizó la consulta en cuanto a definir o no el bono a trabajadores del sector privado y público, donde el común denominador fue que la mejor herramienta es la negociación colectiva como también la responsabilidad del Gobierno para atenuar al menos el incremento sostenido de precios.

El 50% de los y las trabajadoras no está registrado

Eva Sacco

Economista feminista, Datarius

La economía argentina está atrapada en niveles inflacionarios medios/altos y sin dudas la mejor manera de cuidar el poder adquisitivo de los salarios es bajar el incremento de precios. Sabida es la puja/espiral de los precios y salarios. Ahora en un contexto donde la inflación subió de golpe varios puntos y a sabiendas que los efectos internacionales van a seguir empujando por un tiempo, la decisión de otorgar un bono extraordinario es necesaria.

A partir de ahora, se plantean dos líneas de acción complementarias: 1) Controlar precios y desacoplarlos de la dinámica externa. 2) Revisar los esquemas de actualización de salarios porque con la elevada inflación actual, los aumentos paritarios espaciados en cuotas licuan el salario.

Cabe agregar que en 2021 la economia se recuperó un 10% y los salarios registrados cayeron 3% (mucho más los no registrados). La inflación es hoy un problema distributivo, las empresas aumentaron precios por encima de salarios y se apropiaron de todo el excedente generado y más.

La resolución es política, los privados tienen resto para aumentar y el Estado lo va a tener en la medida que el consumo, principal impulsor, crezca.

Entiendo que algunos sindicatos, los de mayor poder de fuego, en un contexto de crecimiento pueden pelear por mejores aumentos y apelando a una metáfora deportiva: para ellos un bono "embarra" la cancha. Lo grave y primordial es que el universo de trabajadores y trabajadoras es mucho más amplio que el registrado. El 50% de los trabajadores y trabajadoras carece de representación sindical, por no estar registrado.

Paliativos sin soluciones de fondo

Mathías Ghidini

General manager de Ghidini-Rodil

Al contexto presente llegamos con cuatro años consecutivos con pérdida del salario real frente al incremento sostenido de precios, sin perjuicio de reseñar que este 2022 termine sumando un quinto período a ese proceso en cualquier sector del mercado laboral no existe seguridad alguna lo cual define un panorama complejo.

Definido el escenario considero que la decisión de otorgar un bono a trabajadores del sector privado y estatales tiene mucho de superficial lo cual denota que hay poco que esperar si se define ese adicional. A la hora de una semblanza comparativa y familiar, la situación semeja al tío que trae una gaseosa durante su visita de fin de semana para sus sobrinos y luego en el resto de la semana ellos no tienen otra alternativa que volver a beber agua corriente.

En concreto definir un bono es una decisión respecto a un paliativo, efímero que no resolverá nada de fondo. Quizás en el mejor de los casos, durante un brevísimo lapso, amortigue la pérdida salarial ante la inflación pero muy lejos de representar una solución de fondo.

Paritarias, la mejor herramienta salarial para los trabajadores

Matías Barroetaveña

Titular del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM)

Al tomar como referencia el año 2018 hasta el presente el deterioro de los salarios frente a la inflación es evidente e indiscutible. Dicho esto más allá de alguna ventaja puntual que algún sector de la actividad pueda obtener tomando los registros para una comparación interanual. La certeza se cifra en que quienes más perdieron son los trabajadores y trabajadoras que desarrollan su labor en la informalidad. Los mismos, por tal condición no pueden acceder a un bono extraordinario.

De todas maneras se considera que con la suba del precio de los alimentos en febrero y sobre todo marzo se debería acompañar la decisión de otorgar un bono a los jubilados y pensionados con un pago adicional a los activos en esta situación mutual.

Sin perjuicio de que lo mejor para trabajadores, trabajadoras y sindicatos es acceder al aumento por vía de las negociaciones paritarias, desde las cuales dicha mejora se extiende a todos los adicionales y aportes correspondientes.

Poner en foco la subocupación y el Salario Mínimo

Luis Roa

Secretario Académico de Relaciones del Trabajo (UBA)

Es imprescindible que el Gobierno Nacional asuma la iniciativa en las políticas de ingresos: hoy en la Argentina el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) es inferior al 50% de los 84.000 pesos que necesita una familia para no ser pobre. Es un gran avance la reducción de la tasa de desempleo, desde ya. Empero tenemos que mirar con atención los índices de subocupación y ocupación demandantes que nos señalan un nicho importante de precariedad laboral, y de insuficiencia salarial.

La situación social es delicada en el marco del agite inflacionario, sobre todo ante la disparada de los precios de los alimentos: lo cual claramente perjudica más a los sectores populares que destinan el grueso de sus ingresos en comida y en los gastos básicos de vivienda. Señalemos además que el INDEC no mide el costo de los alquileres cuando escruta el costo de la vida.

Los riesgos de igualar para abajo

Oscar Cuartango

Ex ministro de Trabajo Bonaerense, conductor del Grupo Descartes

Los bonos son un paliativo en situaciones muy críticas, como la actual, para los que menos tienen. Pero no debe abusarse de su utilización y nada descubrimos al sostener que se deben corregir las causas de fondo. Va de suyo que el fenómeno de “igualar para abajo”, léase achatando la pirámide salarial, conspiran o atentan junto a otros factores contra la negociación colectiva.

Además el uso excesivo y reiterado de los bonos debilita el legítimo quehacer sindical y ello a la larga, conlleva una mayor desprotección para los trabajadores y genera efectos nocivos, contrarios al problema que se intentó corregir o morigerar con su aplicación.

Por ello consideramos que estos adicionales no sólo deben definirse con suma prudencia, sino también en situaciones muy especiales.

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